En el pasado mes de Marzo se han cumplido 80 años de la promulgación de la Orden del Ministerio de Gobernación sobre la “profesión de naturista” publicada en la Gaceta de Madrid de 26 de Marzo de 1926, y que todavía algunos sectores de la Administración sanitaria, minoritario, consideran aún vigente a pesar de su carácter preconstitucional.
Esta Orden Ministerial se promulgó durante la Dictadura de Primo de Rivera, siendo Ministro de Gobernación Severiano Martínez Anido (1862-1937), firmante de la Orden, de trayectoria política bien conocida por la historiografía. Militar y político español, n. en El Ferrol y m. en Valladolid. Ayudante de órdenes del rey (1911) y director de la Academia de Infantería (1912), ascendió a general en 1914 y desempeñó los cargos de gobernador militar de Guipúzcoa (1917) y gobernador civil de Barcelona (1919-22), donde reprimió con mano dura el movimiento obrero. Siendo comandante militar de Melilla, entró a formar parte del Directorio (1923) y desempeñó la cartera de Gobernación durante la Dictadura (1925-29). Al caer ésta buscó refugio en Francia. Durante la Guerra Civil se adhirió al Movimiento y dirigió el ministerio de Seguridad en el gobierno de Burgos (1937-38).
Cabe recordar que José Castro obtiene el titulo de Naturópata en 1922, y en 1925 junto con Nicolás Capo abren la primera escuela de Naturopatía en España (Barcelona).
El análisis del contenido de la Orden, sigue un ya viejo enfrentamiento entre medicina y naturismo, cosa que carece de argumentos históricos, sociológicos y científico, ya que el naturismo es una filosofía de vida y un movimiento social patrimonio de la humanidad sin exclusividades. Veamos como era el pensamiento y movimiento naturista en la década de los veinte y treinta; según lo expone Josep Maria Roselló, en el libro La vuelta a la naturaleza, donde estudia las cinco corrientes principales del movimiento naturista, analizando sus aportaciones teóricas y prácticas, la trascendencia de sus propuestas, las revistas y publicaciones que sirvieron de soporte a la difusión de sus ideas, así como sus figuras más destacadas.
“Los años veinte y treinta son el período clásico del movimiento naturista, al cuajar en toda su complejidad y ser, a su vez, un movimiento de referencia social de todo lo que tenga que ver con preservar la naturaleza y volver a la vida natural. Especialmente durante estos años el naturismo está presente en toda la Península y, sin desdeñar cifras como las expuestas, en un movimiento con la regeneración del individuo como base, el sector orgánico solo representa una pequeña parte. Los tres ejes básicos del pensamiento naturista son la creencia en un orden natural, la necesidad inmediata de volver a estar en armonía con él y el individuo como punto inicial de este retornar o regeneración. La existencia de un orden natural es la idea fundamental del naturismo; un orden en equilibrio que se perpetua así mismo y que tiene como principal elemento la equidad -la justicia-; es decir, en el caso de la agricultura, la biológica toma pero también da a la tierra mientras que la química solamente la expolia. El falso progreso nos aparta de este orden mediante una ficción, el artificialismo; causa de todos los odios, guerras o epidemias. El conjunto de leyes naturales que constituyen el orden natural son las mismas para la naturaleza, la sociedad y la humanidad. Motivo del que nace la necesidad del retorno del individuo hacia el mencionado orden el cual no es preciso explicar, pues, una vez se vuelve a estar en armonía todo deviene un fluir de la vida.
Para alcanzar este retorno son necesarios caminos de regeneración: el vegetarianismo trascendente y la desnudez física hacia la sicológica. El primero, considera la alimentación vegetariana como la propia de la especie humana, por las dos características inseparables que le da: la biológica y la moral, de aquí el carácter trascendente. El naturalista francés Georges Cuvier (1769-1832), considerado el padre de la anatomía comparada y la paleontología, elabora, para explicar la desaparición de los animales, la teoría de los catástrofes, diferente a la después mas aceptada del evolucionismo; sin embargo es muy valorado dentro del vegetarianismo, pues, sus estudios de anatomía comparada y fisiología son su argumentación biológica. Soledad Gustavo en “Jorge Cuvier” (1936) nos da una muestra de la consideración, en que se tenia y se tiene al naturalista. Las comparaciones anatómicas para determinar el carácter frugívoro de la especie son los siguientes:
- aspecto no feroz.
- manos y no garras, adecuadas para recoger frutos.
- la dentadura preparada para cortar y triturar con una masticación más lenta y constante que requiere una producción de saliva al mismo ritmo.
Las comparaciones fisiológicas son tres:
- un estómago más grande y fuerte preparado para digerir especialmente los hidratos de carbono y la extensión del tubo digestivo que es de diez a doce veces la distancia de la boca al ano.
- más facilidad de digestión de las proteínas de origen vegetal sin creación de toxinas como las de origen animal.
- unas glándulas sudoríferas muy desarrolladas frente a su ausencia o poco desarrollo en los carnívoros.
El aspecto moral del vegetarianismo queda bien desarrollado en el pensamiento del filósofo venezolano, también naturista, Carlos Brandt (1875-?), especialmente en su obra El Vegetarismo (1909) la cual ha sido bastante reeditada a lo largo del siglo XX. En ella, se relacionan y argumentan todo un conjunto de razones de como el consumo de carne atenta contra el hecho de que todos los animales somos de la misma familia y, también, contra la ley natural de velar por la vida, alejándonos de las cualidades morales, propias de la especie humana, de justicia, bondad, solidaridad y tolerancia, fomentadas por el vegetarianismo.
El segundo camino, el de la desnudez, ve importante el desnudarse de nuestros vestidos por moralidad en contra de las obsesiones sexuales producidas por la ocultación del cuerpo, por salud por el contacto directo con los elementos naturales: tierra, aire, sol, agua y por estética, por ser la desnudez la belleza natural. Pero aún así, a pesar de su interés, no es lo más importante; para los decididamente partidarios de éste camino, la desnudez física es un paso hacia la desnudez sicológica, la decisiva en el momento de hacer desaparecer las barreras sociales que, separándonos por sexos o por roles sociales, imposibilitan la fraternidad entre humanos y de estos con la naturaleza.
Cinco corrientes
El pensamiento naturista toma diferentes vías según si al orden natural se le busca o no un origen y un destino divino, según si se considera o no que dentro del mundo capitalista es posible el naturismo o, bien, si se da una mayor tendencia hacia el vegetarianismo o hacia la desnudez.
Se dan cinco corrientes principales dentro del conjunto del movimiento naturista: el vegetarianismo naturista, la trofología, el vegetarianismo social, la librecultura o desnudismo y el naturismo libertario.
Las tres primeras tienen como guía el vegetarianismo trascendente y a pesar de las diferencias entre ellas, el punto en común es la tendencia a apartarse de la sociedad creando colonias en donde acoger a los nuevos adeptos. Esta actitud, por lo que respecta al vegetarianismo naturista y a la trofología queda reflejada en estos puntos:
- el individuo es visto en su dimensión biológica -física y psíquica- dejándose la social.
- la regeneración es vista como un apartarse de la sociedad para estar en armonía con las leyes naturales.
- la esperanza de que de unos padres naturistas nazcan hijos sanos y, de ésta forma, ir extendiéndose progresivamente como una mancha de aceite.
- la necesidad cristiana de querer ser bueno, es decir, de no reivindicar.
Estos planteamientos se recogen en la Asamblea Naturista de València (1922) y aún, hoy, son los hegemónicos dentro del movimiento naturista de tipo vegetariano.
Mientras el pensamiento anterior conduce, socialmente, a considerarse unos sabios que no deben tomar partido, pues, están llamados a poner paz entre las clases sociales enfrentadas para reducir la confrontación y mantener mejor la jerarquía clasista, entendida como el equilibrio natural entre las fuerzas evolutivas y las conservadoras, el vegetarianismo social contiene un cariz mucho más activo de difusión directamente vinculado con las corrientes progresistas de la época. El vegetarianismo social tiene escasa pero ruidosa incidencia dentro del movimiento, sólo un poco antes del Congreso Naturista de Bilbao (1925) a raíz de la publicación del manifiesto «A los naturistas españoles« (1924), donde el considerar la propiedad colectiva como ley natural levanta mucha polémica con las otras corrientes vegetarianas. La dictadura franquista borra posteriormente cualquier carácter reivindicativo mientras que, por otro lado, los más reaccionarios tienen campo abierto.
La librecultura tiene como punto principal el considerar la desnudez como el estado natural de la humanidad, por ello, la desnudez física es camino de la sicológica. Públicamente, en forma asociativa, tuvo de esperar hasta la II República española, proclamada el año 1931, para ser tolerada. Campos naturistas, revistas como Luz (1931), Nueva Vida (1931), Vita (1932), Febo (1933-?) y Biofília (1935-1937) en Barcelona, Natura (1932) en Madrid y Gimnos (1934-1937) en València o películas proyectadas en los circuitos comerciales como Desnudismo (1933) y Elysia (1936), son una buena muestra del auge de la librecultura que la dictadura franquista persigue y empuja a la clandestinidad.
La quinta corriente, el naturismo libertario, motivo del presente estudio se expone a continuación.
Naturismo y anarquismo: el naturismo libertario.
El estudio del naturismo libertario es más complejo que el del resto de corrientes, pues, se da tanto en el movimiento anarquista como en el propiamente naturista, por eso es necesario analizar las diferentes perspectivas de relación entre las dos corrientes de pensamiento y, a la vez, hablar de Reclus y de Tolstoi precursores, ambos, de lo que poco después se denomina naturismo libertario. Eliseo Reclus (1830-1905), geógrafo y teórico del anarquismo, es muy influyente en el movimiento ibérico por la rapidez con que son traducidas sus obras, tal como ocurre con su gran estudio de geografía social El Hombre y la Tierra (1905-1908), material didáctico en la Escuela Moderna de Ferrer y Guardia. En el volumen VI de este estudio se encuentran elementos de los cuales se nutre el naturismo libertario, Reclus, vegetariano, defiende, como un gran acontecimiento revolucionario, recuperar el derecho de los antiguos griegos a ir desnudos a la luz del sol, pasando a ser la ropa una cuestión exclusivamente climatológica. Si fuese necesario recomendar una obra del sabio geógrafo, breve, bella y didáctica de la interrelación entre naturaleza y sociedad sería, sin duda, El arroyo (1864).
También es pronto conocido en la Península, el escritor, pedagogo y revolucionario ruso León Tolstoi (1828-1910), promotor de un anarquismo basado en el mensaje social de la palabra de Cristo una vez desprovisto de todo aspecto religioso. Tolstoi, vegetariano y esperantista como Reclus, escribe en su postrer libro Últimas palabras (1909) que vivamos según la ley de Cristo: amandonos los unos a los otros, siendo vegetarianos y trabajando la tierra con nuestras propias manos.
A pesar de que no lo parezca, el naturismo y el anarquismo ibérico tienen los mismos puntos básicos en común: la idea de un orden natural del cual nos aleja el artificialismo, razón de la necesidad de retornar desde el individuo. Sin embargo esto no es motivo para que no se den más interpretaciones, pues, también, por ejemplo, se puede considerar un retorno a la sociedad natural -naturaleza- la insurrección para la instauración del comunismo libertario. Otra visión que no pasa por el naturismo libertario, así como, tampoco, guarda una relación necesariamente directa con él son las prácticas de los primeros anarquistas de la segunda mitad del siglo XIX, motivadas, quizás, por querer dar ejemplo de austeridad y de higiene social al no comer carne o no beber vino ni jugarse el sueldo a las cartas.
El naturismo libertario en su momento de más gran esplendor -los años veinte y treinta como el resto del movimiento naturista- tiene diferentes perspectivas:
- el naturismo y el anarquismo, dos puertas que dan al mismo lugar.
- el naturismo y el anarquismo, dos sistemas filosóficos diferentes pero obligadamente complementarios.
- el individualismo libertario.
- los anarquistas no naturistas
Un mismo ideal
Dos maestros racionalistas, la madrileña Antonia Maymón y el sabadellense Albano Rosell, junto al barcelonés Adrián del Valle, son los partidarios más representativos de los que consideran naturismo y anarquismo un mismo ideal con dos entradas.
Antonia Maymon (1881-1959), es una destacada militante que se orienta en cuatro ejes: anarquismo, naturismo, liberación de la mujer y pedagogía racionalista. En el terreno del naturismo Maymon participa en el Congreso de Bilbao (1925), preside el de Málaga (1927), además de colaborar durante diez años en la revista Helios, hasta 1931, y seis, hasta 1932, en la revista Naturismo (1920-1934), es decir, es muy conocida y valorada tanto en el movimiento naturista como en el anarquista, con la visión que ella misma refleja, entre otros, en «Anarquismo y naturismo« (1925):
«(…) para mi no es naturismo aquel que no se preocupa de la vida integral del individuo y como ésta solo puede desarrollarse dentro de una sociedad igualitaria, sin leyes ni gobiernos, sin explotadores ni explotados, deduzco de aquí la consecuencia de que las ideas naturismo y anarquismo van tan íntimamente unidas, que no pueden separarse sin que a cada una de ellas les falte algo para ser completa.» (p.12)
Y por si no ha quedado suficiente claro: «¿Que ley natural marca la explotación del hombre por el hombre?. ¿Puede ser naturista una colectividad donde exista esta anomalía?. Cualquier hombre libre al contestar a estas preguntas, habrá de unir los dos ideales tan íntimamente, que forzosamente se verán unidos, sin que puedan separarse uno de otro.» (p.12)
El pionero del anarquismo en Catalunya, Albano Rosell (1888-1964), es también un activo naturista que a pesar de sus dos exilios en Montevideo, la capital uruguaya, uno a consecuencia de la Semana Trágica (1909) y otro, el definitivo, a causa de la represión previa a la dictadura de Primo de Rivera, participa muy activamente en los primeros años de la revista Helios. Igualmente, va de delegado al no llegado a celebrar Congreso Naturista Ibérico de Lisboa y edita, posteriormente, El Naturista (1922-1923) donde expone sus opiniones durante los años de definición del movimiento naturista. Su obra Naturismo en Acción (1922), es una crítica a la visión exclusivamente terapéutica sin una base filosófico social la cual desarrolla en El Naturismo Integral y el Hombre Libre (1918):
«(…) el Naturismo no es solamente un problema de higiene, de mesa, de terapia; (…) no son más que aspectos que estudia y razona el Naturismo; pero, además de estos aspectos estudia sus complementos que hacen relación con el medio social y económico vigente, con las necesidades de raza, de clima, de ambiente; con los sentimientos y lo que el hombre ha creado como ciencias, artes, lazos autóctonos, tradiciones modificables, afectos sanguíneos, bondades humanas, (…).» (p.69)
Rosell ve el naturismo integral o libertario como la ciencia del vivir felices que supera dogmas e «ismos«, al ser producto del estudio de las leyes naturales. El naturismo integral abarca el aspecto físico-vital, el ético, el social, el artístico emotivo y el científico. La idea básica del aspecto social consiste no en resolver los efectos de la decadencia sino sus causas viendo como afrontar la resistencia del capital a la solución. Rosell, en su utopía naturista, En el país de Macrobia (1929), da un ejemplo de la importancia del aspecto artístico-emotivo, el sentido estético, el cual nos lleva a la identificación con las cosas y seres de la naturaleza.
Adrián del Valle (1872-?), periodista y escritor nace en Barcelona pero se instala definitivamente en la capital cubana después de la independencia de la isla, formando parte de la Sociedad Naturista «Pro-Vida». Su pluma, orientada por el anarquismo y el naturismo, escribe la novela Náufragos (1926) que aún sigue siendo la mejor descripción del naturismo libertario, a través de las vivencias del médico Octavio Alvar tanto ante las injusticias del mundo colonial como ante el retorno al orden natural que borra las clases sociales en la isla desierta que da título a la novela. En Naturismo (1931) expone su visión del naturismo a partir del aspecto sociológico y del filosófico:
«El objetivo del Naturismo sociológico es observar los obstáculos que ofrece la sociedad al desenvolvimiento natural del individuo y a la vez estudiar el modo de ir eliminándolos, hasta alcanzar un medio social que no esté en pugna con dicho desenvolvimiento.» (p.24)
«El Naturismo filosófico debe proponerse únicamente el conocimiento de la naturaleza que circunda al hombre, la que constituye su medio. Estudiar al ser humano, en su naturaleza propia (constitucional) y con sus relaciones con el medio social (agregados humanos) y el medio natural (terrestre y cósmico). Y de semejante estudio deducir las reglas físicas, morales, sociales y naturales, más convenientes a la vida normal y armónica de los hombres.» (p.27)
La Sociedad Naturista Cultural de Alcoi publica esta obra del escritor naturista, una muestra de que a pesar de vivir en la isla gran parte de su literatura se edita también en la península.
Diferentes pero complementarios
El Dr. Puente y el sindicalista montañés González Malo son dos ejemplos de considerar el anarquismo y el naturismo como dos sistemas filosóficos completos pero necesariamente complementarios.
Isaac Puente (1896-1936) nace en la población vizcaína de Las Carreras, se doctora en Medicina en 1918 y ejerce prácticamente toda su carrera en el municipio alavés de Maeztu. Puente es uno de los grandes difusores del naturismo libertario y el principal en dar a conocer la medicina naturista dentro del movimiento anarquista.
El médico libertario opina que anarquismo y naturismo son dos ideales diferentes que vistos como soluciones últimas crean dogmatismos -especialismos, dice él- en lugar de desarrollar nuestra libertad camino de la perfección humana. A pesar de todo, los considera compatibles y complementarios. Compatibles, por su idéntica finalidad de suprimir el dolor humano y su parentesco ideológico de encontrar la raíz del sufrimiento en el apartarse de la naturaleza.
Complementarios, al ocuparse de aspectos diferentes, el anarquismo libera el ser social y el naturismo libera el ser vivo. En «Generación Consciente« (1924), sigue esta exposición dando a ambos ideales una superioridad respecto al resto por:
- la disciplina a que someten los actos sociales y corporales.
- el entrenamiento consciente que esta produce en quien los realiza.
- la amplitud de miras que tienen a pesar de su especialismo.
- la exaltación del humanismo.
Jesús González Malo, sindicalista portuario, funda en 1930 un Grupo Naturista en el Ateneo Obrero de Santander afín a la C.N.T.. Un año antes había dado respuesta con el artículo «¿El Naturismo integral se basta a sí solo?«, a otro de Silvestre del Campo partidario de las de un mismo ideal. González Malo pone el ejemplo de los tres brazos del mismo cuerpo, es decir, el anarquía es la meta -el comunismo libertario-, el sindicalismo es el medio colectivo para alcanzar dicho objetivo y, el naturismo, es el medio de perfección individual indisoluble del avance hacia la sociedad comunista libertaria.
El individualismo libertario
Costa Iscar, individualista libertario, realiza en su ensayo Crítica y concepto libertario del Naturismo (1923), una crítica al vegetarianismo naturista al relativizar el valor de la alimentación y de la medicina naturista, haciéndose partidario de la sobriedad más que de cualquier exclusivismo, a la vez que también critica la poca profundidad o el marcado conservadurismo de sus planteamientos sociales. En ésta línea, el concepto de naturismo libertario es un ideal de transformación social aunque, como buen individualista, le prevé un futuro de pequeñas colectividades agrícolas de afines, pues ningún ideal puede alcanzar el servir para todo el mundo y para todo momento.
Mientras que Costa Iscar no es naturista, el colectivo de la revista Iniciales (1929-1937) con sede en la barriada barcelonesa de Sants y, a su vez, heredera de Ética (1927-1929), sí que lo es, pero siempre con la idea de que es un empezar, no una finalidad, tal como simboliza su título y expone su primera editorial.
Para acabar éste apartado es necesario referirse a la familia Montseny y la segunda época de su publicación La Revista Blanca (1923-1936). Los Montseny consideran el individualismo como la interpretación más refinada de la anarquía siempre, eso sí, que no quiera imponerse en ella. Federica Montseny (1905-1994) ilustra bien el paso de «naturista« a «naturalista«, máxime cuando el naturismo es uno de los ejes editoriales iniciales de su revista. En «El Naturismo« (1923), Federica escribe que éste necesita del anarquismo para tener un carácter transformador, mientras se decepciona por el auge, dentro del movimiento naturista, de posiciones más terapéuticas que sociales, lo cual la conduce a denominarse «naturalista« y a distanciarse, en la práctica, de los planteamientos naturistas, aunque no de ésta sensación en «Naturismo y naturalismo« (1927).
Anarquistas no naturistas
En el seno del movimiento libertario, no todos los anarquistas tienen la misma opinión. Los hay como Fortunato Barthe, maestro que coincide en las escuelas racionalistas de Alacant con Antonia Maymón, que afirma en «Como veo yo el naturismo« (1927) que un anarquista, a pesar de no ser naturista, nunca puede estar en su contra. Otros, sin embargo, le ven como una dispersión de las fuerzas o un retardar el objetivo principal de la revolución social que, una vez alcanzada, traerá consigo todo el resto añadido. Y, otros, hasta llegan a ridiculizarlo diciendo que es un querer hacer la revolución con coliflores y alcachofas.
La respuesta de los naturistas libertarios también es clara como se puede ver en «Algo sobre Naturismo« de Silvestre del Campo o «Se ríen de nosotros« de Julio Enrique, ambos de 1927. Tanto uno como otro, ven en el naturismo libertario un enriquecimiento del anarquismo y no ven en el hecho de que el capitalismo no permite serlo al cien por cien una justificación para dejar de intentar acercarnos a la naturaleza. Silvestre del Campo, añade que dado que ningún capitalista pide al obrero, para darle trabajo, la condición de alcohólico o de fumar tabaco, si uno no es capaz de afrontar sus propias debilidades o vicios difícilmente puede buscar la emancipación social. Vegetarianismo y desnudismo.
A diferencia del resto de corrientes, el naturismo libertario une ambos caminos. Del vegetarianismo no es necesario añadir nada a lo dicho en otros apartados, pero del desnudismo sí.
El naturismo libertario no comparte la idea de la librecultura de que el estado natural de la humanidad es la desnudez. El escritor Laura Brunet en la muy conocida Desnudismo Integral. Una nueva visión de la vida (1931), manifiesta la postura libertaria en tres aspectos: constata la existencia regulada de cuando ir vestido y cuando no en todas las sociedades, sitúa el problema en la transformación de una cuestión de abrigo en un tema de orden moral -el vestidismo- y muestra la simpatía hacia la librecultura por su carácter progresista.
Esta perspectiva está reflejada también en la encuesta de la revista Iniciales con colaboraciones desde septiembre de 1929 hasta abril de 1931. La encuesta recoge la crítica del vestidismo y su simbología clasista, defiende las ventajas higiénicas de la desnudez, su estética, su belleza como ejemplo de salud y combate guiada por la evolución contra el menosprecio del cuerpo por parte de la moral cristiana.
Colaboran, entre otros, Puente, Maymón, Martínez Novella, Augusto Moisés Alcrudo y Pierre Vachet. Como no podía ser de otra manera en una publicación individualista no deja de señalar que, mientras que tomar el sol es saludable, el hecho de estar moreno no te hace ni mejor ni peor, por esto, en primer lugar es preciso despertar el espíritu de libertad del individuo el cual ya encontrará su propio camino para desarrollarlo. La pedagogía naturista libertaria.
La pedagogía libertaria también recibe aportaciones de Rosell y de Maymón, ambos pedagogos y maestros como ya se ha dicho. Rosell no cree, debido a la degeneración de la especie, que se venga a éste mundo como una página en blanco donde el resultado final es debido a lo que en ella se escriba. Él propone, en cambio, una reeducación de la infancia para devolverlos a la armonía con la naturaleza. En esta forma no es necesaria ninguna acumulación de materias o instrucción precisándose, en cambio, un sistema educativo mixto diferente donde el maestro es una especie de hermano mayor -iniciador- en una escuela al aire libre, sin vacunas y con una alimentación vegetariana, donde lejos de castigos y de premios, se potencia el darse cuenta de la trascendencia, en relación a los demás, de las propias acciones y su incidencia en la mencionada armonía. El pedagogo sabadellense, utiliza narraciones de otras experiencias educativas suyas -Albores (1932), la más conocida- como medio de fomento y percepción de dicha trascendencia. Su pensamiento queda expuesto en Naturismo y Educación de la Infancia (1918):
«Nuestra finalidad es dejar obrar a la Naturaleza, amortiguar en la infancia todo lo que de ilógico, y pernicioso aparezca, todo lo absurdo y violento que se presente, (…).» (p.6)
En 1912 se constituye en Vitoria-Gasteiz la primera tropa de la Asociación Nacional de los Exploradores de España (boy scouts españoles). Promotores de ésta asociación paramilitar son el capitán de Caballería, Teodoro Iridier, y el periodista y escritor barcelonés Artur Cuyàs afincado en Madrid y director de la revista El Hogar Español, el cual, tres años después, es nombrado su comisario general. Rosell consciente de la incidencia de la educación en el pacifismo o belicismo de los pueblos, señala y denuncia la presencia de los valores y la organización militar en el asociacionismo de Exploradores detrás de una fachada de camaradería y contacto con la naturaleza.
Maymón, cree que la educación es cosa de las mujeres y tiene de estar dentro del naturismo pues la salud física lleva al desarrollo de la inteligencia y la educación de los sentimientos. Esto representa una autoeducación de las mujeres adultas en el naturismo por su propia salud y el ejemplo que tienen de dar a los hijos, mientras que a las niñas les es necesaria una asignatura específica, maternología, capaz de desarrollar el amor de madre. Maymón escribe gran cantidad de artículos tanto en la prensa anarquista como en la naturista aunque su pensamiento educativo de escuela única para niños y niñas sin distinción de clases sociales se recoge en Esbozo Racionalista (1932).
Entre el naturismo libertario también es reconocida la obra del maestro de Azuaga (Badajoz), Daniel L. Coello, titulada El Naturismo y la educación (1924), mucho más cercana a los postulados vegetariano naturistas en cuestiones como que la finalidad propia de la mujer es la maternidad.
La ciudad-campo.
El ingeniero y maestro racionalista murciano Alfonso Martínez Rizo (1877-1951), se considera a si mismo un naturista diletante por ello además de sus series de artículos, entre 1933 y 1934, en la revista Helios sobre la contaminación urbana y la contaminación agrícola, en la misma publicación, durante 1925, describe la vivienda base de la ciudad-campo que, después, desarrolla en La urbanística del porvenir (1932) desde una perspectiva colectiva. En ella incluye, también, una crítica a la ciudad inorgánica del crecimiento desorganizado del capitalismo, una ciudad -antieconómica por los gastos y la perdida de tiempo originados por las distancias, -antihigiénica por las condiciones de vida en aglomeración de las clases populares y, -antisocial por facilitar la neurastenia y el arribismo.
La estructura de la ciudad-campo, supera la división de los dos medios al formar un tejido integrado en la naturaleza. La distancia entre casa y casa es de cien metros de campo. Debido a la extensión, Martínez Rizo, planifica unas grandes avenidas bordeadas de árboles y con dos vías peatonales, formando una red octogonal que al entrecruzarse crean cruces y aspas para facilitar la forma triangular de las casas. A lo largo de las avenidas una línea de fachadas de edificios dedicados al comercio y no aptos para vivienda, mientras que el resto de servicios como escuelas o mercados de abastos están en núcleos, separados por un kilómetro de campo, en las plazas circulares resultantes de la confluencia de dos calles en cruz y dos en aspa. El tejido se completa con tres zonas: la industrial, la de estudios y la de ocio, exclusivamente dedicadas a estas finalidades. Los únicos límites de la ciudad-campo son los naturales.
La urbanística del porvenir significa adaptar la idea de ciudad-campo a una situación urbanística ya existente; por esto, Martínez Rizo, suponiendo la previa desaparición de la especulación inmobiliaria propone las siguientes medidas:
- demolición del ochenta por ciento de las viviendas de ciudades como Madrid y Barcelona.
- núcleos de población de cien mil habitantes.
- creación de un comité de regularización de la migración.
- reconversión de las casas adecuándolas a la nueva red.
La maternidad consciente
La teoría de Malthus del desigual crecimiento de la población en relación a los recursos para alimentarla, origina una nueva corriente, el neomalthusianismo, partidaria de difundir los métodos anticonceptivos.
El neomalthusianismo tiene eco en el movimiento libertario, pues permite la maternidad consciente -querida-, la cual, junto con la independencia económica de la mujer, representa los dos puntales de su liberación.
Isaac Puente es un gran difusor de los métodos anticonceptivos que, exceptuando la química, son los mismos de hoy en día. Aunque no todos en el mundo naturista opinan por igual, sí tomamos con referencia al colectivo de Iniciales y a Federico Urales, padre de Federica Montseny. Iniciales es partidaria del control de natalidad y distribuye el pesario «Fermita», pero esto no significa que no lo vea como algo antinatural, aunque menos natural es la miseria de las familias numerosas pobres, como dice Dróvar en «Quicio« (1934). Por otro lado, Urales no ve la necesidad del neomalthusianismo pues para él la naturaleza ya se regula sola y lo que le conviene al anarquista es librarse él y su descendencia de la explotación del capital, tal como expone en «Responsabilidad, personalidad, descendencia« (1925). El trofólogo Nicolás Capo tampoco es partidario de la anticoncepción, de hecho no le es necesaria pues la exclusiva función del copular -según él- es la reproducción. En «¿Somos los Naturistas Neomalthusianos o Tolstoianos?» (1934), trata de «anarquistas» a los adictos a los deberes matrimoniales. Capo, hace apología de la convivencia muy casta con una sola mujer, añadiendo que no se puede llamar hombre el que no aguanta un año sin relaciones. Ángel Benza en nombre de Pentalfa (1926-1937), la revista de Capo, dice en «El problema sexual y el Naturismo» (1935):
«El Naturismo aprueba, pues, que los que sepan transformar el exceso de la energía orgánica en energía superior, mental o espiritual, aprueba, digo, o se considera natural que no sientan necesidad del acto sexual, y que, en consecuencia, se abstengan de él.» (p.4)
Desde que Galton funda la eugenesia en 1860, va enraizando la idea de que la selección natural tiene de ser sustituida por la social para garantizar la continuidad de la especie. La eugenesia se divide en positiva o potenciación de la reproducción de los más aptos y en eugenesia negativa o restricción de la procreación de los no aptos, también llamados degenerados. En la práctica y desde los estamentos estatales conduce a leyes de esterilización, por esto, desde el mundo libertario, primeramente neomalthusiano, se encuentran interesantes los conocimientos eugenésicos pero se está contra la esterilización y se reivindica el derecho a la salud que garantice una descendencia sana dentro de una sociedad sana.
Antonia Maymón lo plantea así en «Naturismo»(1925): «Es, pues, evidente, que juntándose la ignorancia progenitora con la injusticia social, resultan de esta unión generaciones cada vez más degeneradas, y de aquí también se colige que no es bastante transformar la actual organización social por otra más justa y racional que la presente, ya que mientras el hombre sea esclavo de la alimentación antinatural y de muchos de los vicios que hoy se tienen, por distracción, placer o recreo, no será apto para perpetuar la especie en las condiciones que reclama la naturaleza, a fin de que resulten más sanos, no solamente física, sino intelectual y moralmente.» (pp.21-22).
Desde las páginas de Generación Consciente/Estudios, revista libertaria emblemática, Puente, difunde extensamente el nomalthusianismo, la eugenesia y la medicina naturista en artículos como «Neomalthusianismo» (1930), «Eugenesia preventiva« (1925) o «Eugenia y Naturismo» (1928), popularizando, a su vez, el seudónimo «Un Médico Rural» Las enfermedades sociales.
Dentro del amplio abanico de médicos simpatizantes o militantes anarquistas, hay un sector interesado por la medicina naturista, de los cuales, José María Martínez Novella e Isaac Puente son los más destacados.
Martínez Novella nace en Alpuente (València) en 1896, se gradua como doctor naturópata en la escuela neoyorquina del Dr. Benedict Lust, para colaborar primero en el sanatorio de éste, hasta que abre uno propio en Cranburg, Nueva Jersey. Su actividad alcanza más allá del naturismo, es un difusor de la ciencia que escribe tanto en Helios y Naturismo como en Iniciales y Estudios.
Desde el naturismo y la medicina naturista, Isaac Puente, elabora dos conceptos antitéticos: el medicalismo y el sanitarismo. Puente cuestiona además la carrera y el papel del médico, se opone a la policía sanitaria y critica los absolutismos de algunos naturistas. Puente caracteriza el medicalismo como la fobia antimicrobiana necesitada de vacunas, lo cual le evita plantearse combatir el consumo de tabaco y de alcohol, la miseria y la ignorancia, transformando, de ésta forma, al medico en el único camino hacia la salud. En cambio, el sanitarismo supera las limitaciones de lo anterior, pues exalta la salud desarrollando las defensas del organismo, sin intentar adaptarlo a un medio social patógeno al que debemos derrocar y, a su vez, aumenta la cultura sanitaria en lugar del desarrollo de la complicación terapéutica.
El médico libertario cuestiona la carrera de medicina por su dogmatismo al ignorar la naturista pero, también, por su mercantilismo al dar a los conocimientos la característica de propiedad privada regulada por un código deontológico, sin hablar de la función social de la medicina.
Cuando, especialmente, los gobiernos republicanos promulgan leyes de policía sanitaria: declaración obligada de enfermedades infectocontagiosas o certificados prematrimoniales, Puente lo ve como un ataque a la libertad individual y a la integridad del organismo mediante las vacunas.
Los elementos de crítica de Isaac Puente a la medicina alopática también los hace extensivos a la naturista, es decir, los médicos naturistas no están libres de los vicios y defectos de los alópatas al tener que subsistir de sus conocimientos, aún que, a diferencia de aquellos, el autocontrol de la salud realiza la función de contrapeso. El médico libertario cuestiona, por ejemplo, dogmas como el del pan blanco, que es al que considera más una estafa -le quitan lo mejor de trigo- que un veneno. Igualmente relativiza el tópico de la eficacia de la vida natural, ya que en las grandes urbes no se puede ir más allá de una alimentación rigurosa y de tomar el sol los domingos que luce. Puente no le quiere restar importancia al naturismo, sino darle dimensión social en aspectos como el contemporizar con el uso de los medicamentos de la misma manera con que tenemos de contemporizar con un medio hostil.
Se pueden encontrar todas estas ideas en artículos como «Una falsa ruta de la medicina« (1931), «La libertad individual ante la Medicina«»(1933), «La nueva Universidad. La medicina que se expende en las Facultades» (1926) o «Sanitarismo. Supervaloración de la salud» (1931). También en sus obras Embriología (1924), Los microbios y la infección (1931) o La Fiebre: sus causas, su tratamiento (1934), o La higiene, la salud y los microbios (1935).
Otros médicos libertarios, sin considerarse naturistas, apoyan las iniciativas de Puente en el sindicalismo sanitario, son el zaragozano Augusto Moisés Alcrudo, fusilado en 1936, y el sevillano Pedro Vallina (1879-1970), firmantes los tres de una ponencia al Congreso de Sindicatos Únicos de Sanidad en 1931.
Tanto Roberto Remartínez (1895-1977) como Eusebio Navas (1881-1966), médicos naturistas los dos, sin considerarse anarquistas, son, el primero, un colaborador continuado de Generación Consciente/Estudios y, el segundo, con menor frecuencia, es tenido por igual como un viejo amigo desde el ámbito libertario.
Independientemente del interés de todo lo expuesto referente al naturismo libertario, éste desapareció como corriente en 1939. La dictadura franquista ya se preocupa lo suficiente de que sea así. Por ejemplo, la sociedad naturista de la población alicantina de Alcoi no puede legalizarse hasta los años setenta, casi veinte años más tarde que el resto, debido al recuerdo de la tradición libertaria de la Sociedad Naturista Cultural, ejemplo de asociación naturista harto reconocido en su momento. ”
Todos estos argumentos historicos, nos indican no solamente lo arbitrario de la Orden, en cuanto a la práctica del naturismo, sino lo tendencioso por quien la firma. Pero con la proclamación de la II Républica, el movimiento naturista llega a tener una expresión asistencial – sociosanitaria muy importante, siendo Federica Montseny titular del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social ( noviembre de 1936 y mayo de 1937) formalizó el primer “hospital naturista” que estuvo a acargo de la Federación Naturista. El articulo que exponemos a continuación está escrito por Federica Montseny, proponiendo una personal interpretación del naturismo.
[…] El origen del naturismo seguramente fué el afán de recobrar la salud perdida por falta de contacto directo con la Naturaleza. Después, al adquirir este afán adeptos y al recibir estudios, empezó a dejar de ser remedio para convertirse en tesis con dos principios fundamentales: físico uno y ético otro. El primero es la vuelta a la Naturaleza […]
[…] El segundo es el respeto a la vida animada por la Naturaleza. El naturismo es enemigo de la pena de muerte en cualquiera de sus manifestaciones. Los seres orgánicos no deben ser muertos. Tan sólo se admite la muerte inevitable de los inorgánicos, ya que sin ella se haría imposible la vida del hombre. […]
[…] la mayor parte de los naturistas, lejos de serlo por convicción, lo son casi puede decirse por agradecimiento […]
[…] Deshauciados de todos los médicos se han agarrado al naturismo como última tabla de salvación, y al ver que el naturismo, como agente poseedor de todos los remedios de la única ley y de la única soberana que había en el mundo, les salvaba, han admitido su eficacia y su teoría. […]
[…] El naturismo, teóricamente, no es demoledor y ha nacido dentro de la sociedad actual sin que pretenda destruirla, si bien en el fondo comprende que mientras subsista, su ideología nunca podrá ser una realidad. El naturismo ha de ir forzosamente agregado a otra idealidad de creación social. Pero desde el momento en que el naturismo no quiere civilización, tampoco quiere sociedad. Por lo tanto, el naturismo ha de ser forzosamente individualista. El naturismo que no sea anarquista, no es ni será nunca naturismo […]
[…] el naturismo […] no es otra cosa que […] una consecuencia lógica de la ciencia y los sentimientos modernos […]
Además de los argumentos históricos, hay uno de carácter legal, además de la Constitución de 1978, , que ni en el derogado Real decreto 2015/1978, de 15 de Julio, por el que se regula la obtención de especialidades médicas, cuyo articulo tercero reconocía las especialidades médicas, ni en el actualmente en vigor Real decreto 127/1984 de 11 de enero publicado en el BOE del 31, por el que se regula la formación médica especializada y la obtención de Médico Especialista, en cuyo Anexo se detallan y diferencian las especialidades que requieren básicamente formación hospitalaria, de las especialidades que no requieren básicamente formación hospitalaria, se encuentra referencia a la medicina natural ni medicina naturista.
Por todo lo expuesto, donde queda claro que el naturismo es una filosofía de vida, un movimiento social, una forma de interpretar la realidad y un modus vivendi, FENACO solicita que esta Orden Ministerial a la que nos referimos no sea sacada más para justificar actitudes poco democráticas por parte de una minoria de profesionales sanitarios.