El decreto de la discordia hace agua por todas partes; como ya lo advertimos desde FENACO en su momento, el decreto no tiene viabilidad, no solo desde el punto de vista jurídico sino desde el punto de vista profesional y social.
Desde el punto de vista jurídico, como ya ha sentenciado el TSJC, la regulación de una profesión cae fuera de las competencias de la Generalitat. El redactado del Decreto 31/2007 de 30 de enero, por el que se regulan las condiciones para el ejercicio de determinadas Terapias Naturales carece de fundamento jurídico según las competencias recogidas en el articulo 125, 131 y 162, del Estatuto de Autonomía, lo recogido al respecto en la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación , la Ley Orgánica 5/2002, de 19 de junio, de las Cualificaciones y de la Formación Profesional, Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades, y la Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de Ordenación de las Profesiones Sanitarias.
Desde el punto de vista profesional, el decreto pretende regular unas supuestas “terapias naturales, concepto vago e indefinido, es como querer regular la practica pericial natural, a los juristas naturales, la conducción natural u otros términos genéricos poniendo el calificativo de natural. Las “terapias naturales” no son una profesión, son las herramientas que utiliza, y ha utilizado tradicional e históricamente un profesional. Por lo pronto se ha pretendido regular 13 “terapias naturales” pero se pueden regular 300 o más de mil. Nos podemos imaginar el caos profesional: una licencia para cada terapia, y el profesional que utiliza 13 o 20 o 100 ¿tiene que sacar cien licencias?; y además renovarlas cada cinco años si viene bien a concederlas. Todo esto impide el desarrollo profesional y la asistencia de calidad al usuario, produciendo por ello inestabilidad laboral, precariedad en el empleo, falta de desarrollo profesional, y por supuesto nada de carrera profesional ni otros derechos que tienen otros profesionales.
Desde el punto social, es inadmisible que se puedan regular profesiones o profesionales sin ninguna garantías sociolaborales ni ninguna capacidad para acceder a la función publica, con la consiguiente merma de puestos de trabajo y las garantías de asistencia universal para todos los ciudadanos, como las demás prestaciones de la seguridad social.
Ante esta disparate legislativo y profesional, FENACO le ha solicitado al Ministro de Sanidad una reunión urgente para negociar la regulación de la profesión de Naturopatía, trermino que FENACO pacto con el PSOE en 1993 como denominación internacionalmente reconocida. Desde FENACO siempre hemos manifestado la necesidad de regulación, pero siempre desde el respeto a los derechos históricos adquiridos, la legalidad vigente y sin crear crispación con otros colectivos profesionales.