Ahora está de moda todo lo natural y ecológico, pero usted fue pionero en hacer llegar la medicina alternativa a través de la televisión.
Nadie se había atrevido a hablar de estos temas hasta que en 1996 sale el programa. Aquel espacio creó una sociedad que hoy demanda todo aquello.
¿Tuvo muchos detractores?
Los hubo. Tuve grandes enemigos, sobre todo compañeros de otras cadenas que me ridiculizaban. Y es que la cifra de 2,6 millones de espectadores escocía a quienes a esa hora competían conmigo.
¿Cómo convencería a los detractores de la naturopatía?
No perdería el tiempo, se tienen que convencer por ellos mismos. Dedicaría ese tiempo a la gente que cree que hay una solución a sus problemas desde este prisma, desde la no eliminación del síntoma sino desde la búsqueda de la causa. Es decir, qué es lo que me quiere decir mi cuerpo con estas toses o con estas flemas.
¿Hay mucho aprovechado?
Ahora hay cada vez menos porque saben que la noticia se divulga. Además, a las clínicas y hospitales les interesa desenmascararlos, porque el que va a un naturópata no va al médico.