Al ritmo de los “ai laleilo, ai lalailos” entonados por “O Bruxo” se apilaron los 88 botes de miel del “5º Certamen de su peso en miel” organizado ayer frente al mercado de abastos. Los frascos contenían 120 kilos, su peso en miel, que le fueron entregados al reconocido naturópata. El ex campeón de España de los 400 metros lisos en 1957 es un autodidacta que lleva más de 50 años dedicándose a la recuperación “sin un sólo fracaso”, asegura. Aprendió a base de la experiencia y de viajar por casi todo el mundo visitando lugares con África Japón, China, India, etc.
––¿Qué significa para usted que le hayan otorgado este premio?
–Me alegra mucho porque yo siempre he sido un hombre que me he alimentado con miel. Mi equipaje de deportista era con miel en la maleta y mis deportistas venían a desayunar miel a mi habitación. En Galicia se han preocupado mucho por la miel y hay unas mieles extraordinarias.
– ¿Porqué le llaman “O Bruxo”?
–Lo de “O Bruxo” me lo pusieron hace muchos años por un gran jugador, Emiliano. Estaba lesionado y lo curé y en un programa que había de Iñigo –de aquellas había una televisión nada más– me pasó el brazo por encima y me dijo “este es un brujo” y yo le dije: no, un brujo no, un “bruxo”. Y ahí me quedó y prácticamente casi todo el mundo me conoce más por “O Bruxo” que por el Torrado, pero me encanta que me llamen así por nuestro galleguismo y que te llamen “O Bruxo” es una cosa pero brujo sí que ya no me gusta tanto.
–¿Siendo de Ferrol que lo trajo a Pontevedra?
– Pues yo vine con 19 años de escaparatista a Pontevedra pero vine influido porque esta era una ciudad deportiva y en aquella época había buenos deportistas, sigue habiéndolos y me vine fundamentalmente por eso. Vivo intensamente el ambiente de Pontevedra, aparte de haber dado la vuelta a todo el mundo y yo soy cocinero de afición y he cocinado en los cuatro continentes y en esta tierra es maravillosa y es que creo que tengo motivos para decir que esta tierra es maravillosa, la más bonita del mundo.
–¿Cómo logra curar lesiones que la medicina no puede?
–Con cosas naturales y de haber estado en todo el mundo, lo mío es medicina natural, ni opero ni corto y tengo la suerte de tener mis cuatro hijos que son los que hoy día me llevan el trabajo, la diferencia es que ellos estudiaron, yo no.
–¿Dónde aprendió la naturopatía?
–Pues esto ha sido viéndolo, he tenido la suerte de dar la vuelta al mundo, viajando por todo el mundo, estuve en África, China, India… Considero que más importante es viajar y poder estar recogiendo todo lo que te gusta. Yo no opero a nadie, uso cosas naturales. Lo que más vale en mi trabajo es la experiencia y yo estuve en muchos sitios, por ejemplo aprendiendo de los buntus en África.
– ¿Ha tenido roces con los médicos por su condición de naturópata?
–Es muy duro esto, no es tan sencillo y los médicos no lo van a aceptar nunca. En la última Olimpiada en vez de darme un traje mío en el cuadro médico, me dieron un traje de señora, una falda, unas bragas, una combinación, para que yo no viajara y fui pero no pude ir al desfile. Y a mí no me llevaron a las olimpiadas por guapo. Yo nunca fracasé con mi trabajo y he curado hasta caballos pero no lo van admitir. Mis manos son las que hablan porque por ellas han pasado un millón de personas. Ahí sí que no pueden y las personas que han pasado por mis manos son las que tienen que hablar.
–¿Qué personas conocidas han pasado por sus manos?
–Yo llegué a estar en el Real Madrid y pasó “Pirri” y muchas otras personas. Voy todos los días a atender a Fraga, 350 kilómetros diarios para ayudarle en su recuperación porque tiene un gran desgaste, y muchas otras personas que no han sido conocidas. También otros políticos y atiendo a mucha gente gratis. Por mis manos ha pasado mucha gente, son cincuenta años de trabajo.
–¿Me podría contar alguna anécdota de sus viajes deportivos?
–Pues te puedo decir que en aquella época por necesidad yo cocinaba en los viajes. Llegabas a Japón y los deportistas observaban como se vendían a los perros en unas cestitas para comer y les parecía que la carne era toda así y entonces no tuve más remedio que hacer comidas y en los siguientes años ya se llevaba las comida en lata. A partir de ahí empezó mi afición y no solo fue preparador físico y recuperador si no que fui de cocinero.
Fuente: El Faro de Vigo