La diferencia entre profesión, oficio u ocupación cada vez es más difusa debido a los cambios del paradigma laboral, a la creciente tecnificación de los oficios y a la acertada pretensión de eliminar la estratificación de la sociedad, esto último consecuencia entre otras cosas del “status social” que reciben aquellos que ejercen las tradicionales profesiones. En este marco no cabe duda que la Naturopatía debe ser considerada como profesión y de manera más reconocida si se guía por un código de conducta que permita cumplir de manera satisfactoria su objetivo: potenciar el Bienestar y la Calidad de Vida.
Las profesiones firmemente establecidas han organizado poderosas asociaciones y colegios, que funcionan en parte para controlar a los miembros de la profesión y constituir un código moral y en parte para velar por los intereses especiales en cada Profesión. (Gran Enciclopedia Universal).
De acuerdo a esta definición, si podemos afirma que la Naturopatía es una profesión, pues ejerce públicamente, presta un servicio especial relacionado con la salud de las personas, agrupa a individuos con habilidad y técnica especifica los Naturópatas que han realizado la formación requerida, se tiene una Organización Colegial, donde se asocian los miembros de la profesión, desde donde se controla el código moral, intereses comunes, intrusismo, formación, etc.
Hoy concebimos la NATUROPATIA como una PROFESIÓN encuadrada en las áreas de la salud, con unos criterios definidos y unos objetivos que alcanzar mediante una metodología que permite ir desarrollándose y avanzando en su campo especifico de conocimiento.
Actualmente, los profesionales Naturópatas, Colegiados FENACO contamos con un nivel de desarrollo profesional y disciplinar que esta dando lugar a una gran demanda por parte de la sociedad de los Servicios de Naturopatía, demanda que ha propiciado, años ha, un reconocimiento tácito por parte de la sociedad de la práctica profesional Naturopática, que venimos realizando en España desde 1922.
Como Profesionales Naturópatas afirmamos que las reivindicaciones por el reconocimiento de la actividad profesional Naturopática deben ser aceptadas no solo por los “beneficios” que pudieramos obtener como profesionales sino porque así la sociedad dispondría de una “identidad” a la que pedir responsabilidades cuando fuera necesario.