Aunque la palabra “mecanicismo”podría resolver mucho, el mecanicismo, más allá de su etimología es necesario estudiarlo, plantearlo y preguntarse qué ha hecho esta corriente con la medicina alópata actual. Imagínese usted un mundo cuadradito, perfecto, un reloj mecánico que da la hora todos los días y que cuando se descompone, es una parte, es un piñón, por ejemplo o simplemente una pieza que con cambiarla todo vuelve a la normalidad. Se enferma el corazón, el hígado, el riñón, por decir, y con cambiarlos, amputarlos o quemarlos arreglan la situación.
El mecanicismo explica las realidades materiales en términos cíclicos, en movimiento. Hasta la mente no se escapa de ese mundo cuadradito, todo lo explica de forma tan convenida que hasta le llamamos “probado científicamente”. Pues créalo o no, la ciencia, toda, la ciencia actual es mecanicista. Galileo es quien introduce lo básico y Descartes será el seguidor más notable en su momento. Pensemos en que las cosas tienen figura, tamaño, número y movimiento, a esto le podríamos llamar las cualidades primarias de las cosas, siendo las secundarias los colores, sabores y sonidos; a las primarias le llaman objetivas y a las secundarias subjetivas. Es que desde ese momento lo que llaman “objetivo” parece que es “bueno” y lo subjetivo “malo”. Es que subjetivo se refiere al sujeto y objetivo al objeto. Nada de malo o de bueno.
Todo cuadradito hasta ahí, ¿cierto? Ahora bien, el problema se presenta cuando planteamos la causalidad final, eso es, la relación entre causa y efecto, Aristóteles observa la naturaleza y nos dice que todo en la naturaleza funciona por causalidad. De esta manera, (causa y efecto) podríamos explicarnos lo que ocurre en el mundo, específicamente la causalidad final y formal. Los mecanicistas rechazan la causa final, sólo lo cuantitativo es aceptable “objetivo”, lo “científico”. Descartes, conocido también como Renatus Cartesius, de ahí el término “cartesiano” para lo cuadradito y mecanicista. Cartesius aceptó el mecanicismo en dos sentidos, eso es, nuestros sentidos como parte importante en las propiedades que les damos a las cosas y las propiedades descriptibles matemáticamente. “…para Descartes la característica básica de las cosas materiales es la extensión (longitud, anchura y profundidad), que es un rasgo puramente geométrico y cuantitativo”.(Historia de la filosofía moderna). Con ello se inhibe al pensamiento al negar la causalidad final, pues si ya está aceptado a nivel geométrico, no necesitaríamos pensar más, todo está arreglado con la física clásica (el relojito mecánico perfecto) pues en ese mundo sin posibilidades cuánticas la probabilidad está determinada desde el principio y no hay otro camino.
En todo caso, el mecanicismo tiende a explicar todo como la materia en movimiento, los humanos y animales somos como las máquinas, pero esas máquinas del siglo XVIII, en esta línea de ideas, los animales no tienen mente, son una máquina infame del fin del oscurantismo europeo. Ese mismo principio se lo adjudicaban a las plantas. El mecanicismo niega la inteligencia de la naturaleza.
Ahora bien, la medicina alopática o convencional trata las dolencias humanas con drogas que actúan en condiciones mecanicistas, eso es, si tiene gripe, le dan un antigripal, si sufre de acidez estomacal inhiben el ácido clorhídrico, hasta pueden imponerle esta situación de manera permanente o por años, hasta le llaman “calmante” a ese infame inhibidor de la bomba de protones. Si tiene sobrepeso a causa de los alimentos que consume, dadas las circunstancias que esos alimentos son modificados genéticamente para generar más ganancias a los dueños de las semillas, el alópata humilla a la persona con sobrepeso y “receta” 10 cosas “anti” para “responsabilizar” al paciente. Es que la patología como ciencia médica es mecanicista, se enfoca en la “enfermedad” y no en el enfermo. Un ejemplo de lo dicho podría ser un motor de coche, cuando se le “daña” la bomba de agua, pues simplemente se la cambian por otra nueva o usada. De esa dinámica vemos que se le da el mismo “tratamiento” a todos, porque en esa teoría médica somos máquinas.
En el otro lado, la Naturopatía, la medicina natural observa 6 principios fundamentales, a saber, en primer lugar “no hacer daño” (primum non nocere) pues evita los tratamientos que tengan los horribles efectos secundarios; sólo utiliza sustancias naturales, utiliza la menor fuerza posible para que el cuerpo regrese a su estado óptimo de salud. En segundo lugar observa “el poder de la naturaleza” (vis naturae medicatrix) eso es, la capacidad de toda persona a su auto sanación. Motiva al ser humano a tener una vida sana, de esta manera su cuerpo estará sano. En tercer lugar la Naturopatía, la medicina terapéutica natural, observa el principio de “tratar la causa” (tollecausam), elimina la causa o raíz de la condición de salud, no sólo reprime el síntoma. En cuarto lugar, la Naturopatía “trata a la persona entera” (tolle totum), lo hace de forma holística o integrativa, observa factores, tales como físicos, mentales, espirituales, ambientales y sociales del ser humano que puedan afectar su salud. De igual manera reconoce el hecho de que todos los humanos somos diferentes en muchos aspectos y que el tratamiento debe ser diferente para cada quien. En quinto lugar está el principio “doctor como Maestro”, (docere), aquí el Naturópata educa a sus pacientes a tener una buena salud, analiza con el paciente los estilos de vida; el sexto principio es “la prevención y la promoción de la salud”, (Ne et salutem promotionis), la Naturopatía terapéutica observa en grado mayor la prevención como elemento importante en la salud humana, el prevenir disminuye el riesgo de contraer una dolencia.
En todo caso, la naturopatía, la medicina natural terapéutica no es mecanicista, no ve al ser humano y animales como una máquina, pues en este camino no hay enfermedades, hay enfermos, individuos que necesitan atención personalizada.
Javier H. Garcés