El cardo mariano, la vicia sativa (veza común), la ortiga, el hinojo, la amapola, los asfodelos (gamones). Todas ellas tienen en común ser plantas silvestres habituales en el campo con propiedades medicinales y cualidades alimenticias desconocidas para la mayoría. Del hinojo y de la amapola se puede comer todo; el cardo mariano es para algunos una delicatessen; y la ortiga, cuyo sabor salado podría formar parte perfectamente de la dieta de personas que no pueden tomar sal, puede resultar un sorprendente manjar preparado con tempura.
Ana María González-Garzo y Augusto Krause, dos reputados botanófilos, ofrecieron ayer una clase práctica magistral en un paseo botánico organizado por Scouts Benavente en el marco de las actividades conmemorativas de sus cincuenta años de existencia.
Más de una treintena de personas se desplazaron al puente de hierro de Villanueva de Azoague para conocer los misterios que encierra un campo cercano pero realmente desconocido. La mayoría de las plantas silvestres tiene propiedades medicinales y también la mayoría son comestibles “pero hay que conocerlas”.
“Son sabores nuevos. Las verduras que comemos habitualmente son en realidad plantas silvestres domesticadas; verduras que con el tiempo han sido domesticadas, transformadas y modificadas para que sean más rentables”, explica Augusto Krause.
Las cualidades culinarias de las plantas silvestres son numerosas y en opinión de Ana María González-Garzo, el ser humano podría vivir de lo que la naturaleza le ofrece. “El hombre vivía del campo”, recuerda. “Éramos recolectores pero se nos ha olvidado. Ahora somos muchos. Si nos fuéramos todos al campo íbamos a acabar con él porque encima tenemos la costumbre de arrasar por donde vamos. Pero claro que se puede vivir comiendo plantas silvestres, se podría”, agrega.
La crecida del río Esla no permitió que el paseo botánico programado resultase como se esperaba. La caminata se limitó a una pequeña zona cercana al puente de hierro y finalmente la recolección se trasladó a las afueras de Benavente, entre la urbanización de Las Dibujas y el barrio San Isidro, donde los Scouts tienen su sede y un enorme y florido campo ofrece todo tipo de posibilidades. Tras la recolección, los participantes compartieron comida y probaron sencillos platos a base de las plantas recolectadas.
Augusto Krause y Ana María González-Garzo son dos reconocidos y premiados botanófilos, y técnicos en naturopatía y herboristería con más de 30 años dedicados al estudio de las plantas. Han publicado, entre otros libros, Flora de Castilla y León; Plantas Silvestres de Castilla y León y son co-autores junto con el cocinero Miguel Ángel de la Cruz del libro “El cocinero recolector y las plantas silvestres” y del texto que da título a este reportaje “Los guardianes de las semillas”.
Fuente: La Opinión de Zamora