El método de bioimpedancia se eligió para estudiar la actividad antibacteriana de los aceites esenciales y el parámetro elegido para definir y cuantificar la actividad antibacteriana de los aceites esenciales fue el tiempo de detección. La técnica de conteo de placas se utilizó para estudiar el efecto inhibitorio por contacto directo. 

Todos los aceites esenciales de tomillo examinados tuvieron una actividad bacteriostática significativa contra los microorganismos probados. Esta actividad fue más marcada contra las bacterias grampositivas. El aceite de tomillo en flor completa fue el más efectivo para detener el crecimiento de las especies microbianas examinadas. También se demostró que los aceites probados tenían una buena actividad antibacteriana por contacto directo, que parecía ser más marcado contra las bacterias gramnegativas. 

Solo unas pocas de las especies fueron capaces de recuperar al menos el 50% de su función metabólica después del contacto con el inhibidor, mientras que se demostró que la mayoría de las cepas se inactivaron casi por completo. Escherichia coli O157: H7 fue la especie más sensible, dado que después del contacto con la concentración más baja de células de aceite no se pudo recuperar.