La tormenta; por Marta Minniti, Naturópata

A veces la tormenta viene a nuestras vidas. Es inevitable. Puede venir de afuera, o eso nos parece. En realidad siempre viene desde adentro pero nos engañamos a nosotros mismos de que los factores externos son sus causas. Incluso si no lo queremos, la tormenta se desata en nuestras almas con su torbellino de emociones . Nos da miedo Intentemos resistirnos. Nos desesperamos Nos rebelamos Lo maldecimos. Incluso si, después de todo, sabemos que lo necesitamos.

La tormenta viene. Viene y trae caos, dejándonos sin aliento.

En esos momentos nos gustaría cerrar los ojos y fingir que no estaba allí. O preferiríamos huir. Pero nada Estamos en él y no puedes escapar. Entonces que hacer?

Entonces tienes que quedarte allí. Tratando de encontrar el coraje para aceptarlo. Buscamos estabilidad dentro de nosotros mismos y solidez para enfrentarlo. Cultivamos paciencia y perseverancia. Tratamos de desarrollar gratitud por su llegada, confiando en su fuerza transformadora y abierto a confiar en su resolución. Vivimos en la convicción inquebrantable de que saldremos victoriosos de esta tormenta y que cuanto mayor sea la prueba , mayor será la conquista interior.

La tormenta nos lleva a cerrarnos, el miedo se apodera, los pensamientos circulares nos engañan y la cabeza comienza a dominar el corazón. Las emociones se superponen tan impetuosas como las olas del mar: nos abruman, nos precipitan en todas direcciones y nos perdemos. Más y más solo y más y más confundido.

Es precisamente cuando estamos en el ojo del huracán que se le pide a nuestro Espíritu que permanezca alerta. Es necesario oponerse al sueño interno observando lo que ocurre con el desprendimiento correcto y la lucidez correcta. Calma las emociones, permanece centrado y firme en ti mismo. Polarízate en el corazón y mantente abierto al flujo del Amor.

Querida tormenta, si te miro con los ojos y el corazón abiertos te vuelves casi hermosa.

Fuente: martaminniti.it/