La iridología es una disciplina que, a través del estudio del iris, permite evaluar el estado de salud de una persona.
Las primeras referencias a esta técnica ya están en el antiguo Egipto, cuando se estudiaron el iris en relación con las enfermedades.
Las referencias al uso de la iridología también se encuentran en la medicina tradicional china y en algunos escritos de la antigua Mesopotamia.
Según la iridología, el iris, una membrana del globo ocular de color variable, es un mapa de todo el organismo humano: hay un punto o área que corresponde a cada órgano o sistema del cuerpo y cualquier signo presente da indicaciones sobre el órgano en cuestión Además, el color del iris, su textura y las manchas de pigmento en su interior son indicadores de la salud de la persona.
La iridología moderna nació a fines del siglo XIX, cuando el médico húngaro Ignatz von Peczely y el sueco Nils Liljequist publicaron de forma independiente dos mapas del iris (con la indicación, para cada punto, del órgano conectado), que coincidieron inesperadamente. Los dos los habían desarrollado siguiendo experiencias personales.
Por ejemplo, Liljequist había observado el cambio en el color de sus iris después de la ingesta de ciertas sustancias.
A partir de estos mapas, se han desarrollado muchos otros y la gran fascinación por el estudio de la iridología se ha extendido como un incendio forestal en Europa y los Estados Unidos.
Con el nacimiento de la filosofía Naturopática, nació la iridología contemporánea: ya no es un instrumento para evaluar el estado de salud simplemente físico del individuo. A través de la iridología, en línea con la filosofía Naturopática, de hecho es posible evaluar el estado de salud también desde un punto de vista energético y emocional.
El objetivo del Naturópata no es el tratamiento del síntoma, sino la identificación de la verdadera causa del malestar: el iris puede proporcionar toda la información necesaria, en el plano físico, energético y emocional, gracias al cual el iridólogo puede rastrear a ello
En el plano físico, la iridología puede proporcionar información gracias a su color, su textura y otros signos como manchas o pigmentos, por ejemplo.
Su naturaleza y posición pueden indicar el órgano en cuestión gracias al mapa reflejado en el iris de todo el organismo.
Sin embargo, es importante subrayar que la iridología no es una herramienta de diagnóstico, no detecta enfermedades. Puede proporcionar información útil sobre la constitución del individuo, sobre sus debilidades (las molestias que pueden ocurrir más fácilmente en el caso de desequilibrios) y sobre las perturbaciones del momento, ayudando al Naturópata en su trabajo de reequilibrar el cuerpo y la verdadera prevención.
En un nivel energético, la iridología puede proporcionar información sobre el estado energético del individuo, entendida como energía física y como energía más sutil (estudiada según la Medicina Tradicional China o la Medicina Ayurvédica).
Es posible identificar, por ejemplo, las razones por las cuales una persona siempre se siente cansada, por lo tanto, cuáles son las situaciones que sufren particularmente: gracias a estas indicaciones también es posible identificar las formas en que se puede regenerar, recomendando actividades o experiencias personalizadas.
A nivel emocional, el Naturópata es capaz, con iridología, de comprender las características de una persona: su privacidad, la forma en que se relaciona con el mundo exterior, lo que más le emociona y su potencial oculto.
A través de la iridología, el Naturópata puede acompañar a la persona hacia un estilo de vida en completa armonía con su naturaleza.
Fuente: gloriapinzuti.it/