Charla sobre Marcrobiotica en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA por Maria Rosa Casal, Naturópata

María Rosa Casal, naturópata y maestra taoísta, ha impartido una charla, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, sobre algunas nociones básicas de macrobiótica, «una filosofía de vida», según sus palabras, que «va más allá de una dieta y permite al hombre descubrir quién es».

La directora de la Escuela de Vida, un centro de terapias naturales importadas de Oriente, ofreció la conferencia «Un regreso al sentido común», en la que explicó cómo la macrobiótica es consecuencia de «un enfoque que nace de una cosmovisión, que unifica todos los fenómenos y nos da las claves para entender cómo se mueven las energías».

Casal sostiene que «la enfermedad en sí misma no existe: existe un proceso en el que hemos perdido el equilibrio original». «Cuando las energías se desequilibran entramos en un proceso de enfermedad», según la naturópata, que citando las enseñanzas taoístas recomienda: «Cuida mucho lo que entra en ti». Eso supone, explicó ayer, seleccionar la información que asimilamos, las creencias que adoptamos, la educación, los pensamientos y también la comida y la bebida que consumimos. Todo ello se incorpora a lo que María Rosa Casal denomina «cuerpo energético».

«La comida no es lo más importante, pero de lo que nos alimenta extraemos la sangre y de ese plasma sanguíneo sacamos los fluidos de nuestro cuerpo», expuso, e hizo notar que el setenta por ciento del organismo del ser humano está compuesto por agua. «Los fluidos lo nutren y drenan», indicó María Rosa Casal, y de ahí su vital importancia.

La experta en terapias orientales presentó a su auditorio algunas ideas básicas del taoísmo. «El tao habla de cómo se producen los fenómenos. Cada cosa que sucede tiene una causa previa», señaló. Luego continuó hablando de las etapas de la creación taoísta, equiparable, dijo, a la «génesis occidental». Contó que primero fue la unidad, «el uno», que comparó con un dios único, y siguió luego por el dos, las dos energías opuestas, el ying y el yang. Los desequilibrios energéticos, afirma Casal, se agudizan y llegan hasta las células, de modo que cuando se manifiestan en el organismo «llevan mucho tiempo caminando».

Fuente: Ine.es