Y para seguir rememorando la vida y obra de Diego Prieto como ejemplo de vocación y entrega profesional a la Naturopatía, FENACO, solicita a finales de 1994, siendo Presidente de FENACO Cádiz, Jesús Manuel Jimenez Suarez ( actualmente Presidente de Honor de FENACO Andalucia) al Ayuntamiento de Algeciras que se le concediera una calle con el nombre de “Naturópata Diego Prieto”, concesion que fue aprobada en Pleno del Ayuntamiento de Algeciras el 28 de julio de 1995. Posterioremente, en 1999, se solicitó también por parte FENACO, siendo Presidente Manuel Navarro, al Alcalde de Jimena de la Frontera, ciudad natal de Diego Prieto, un reconocimiento a la labor profesioinal y humana de Diego Prieto, a lo que el Alcalde, Ildefonso Gómez, accedió concediendo el nombre de una plaza que lleva el nombre de “Paseo Diego Prieto” en Jimena de la Frontera, que fue inaugurada el dia 28 de febrero ( dia de Andalucia) de 1999.
La labor de Diego Prieto, continua latente en el trabajo profesional que está realizando FENACO defendiendo y representando los intereses de los profesionales Naturopatas, y para conocer un poco más su figura, reproducimos el texto que Jose Luis Rodero, siendo Presidente de FENACO Andalucia en el X Congreso Andaluz de Naturopatia, glosa la figura de Diego Prieto:
Esta es una primera biografía humana de Diego Prieto, que realizó D. Luís Federico Sánchez Tundidor por encargo de FENACO, para honrar la memoria del Presidente Fundador de FENACO.
El Profesor Naturópata Diego Prieto Bueno nació en la villa gaditana de Jimena de la Frontera el 7 de febrero de 1.927. Su madre era también de Jimena y se llamaba Dolores Bueno Bueno, nacida en 1.906. El padre, natural de la vecina población malagueña de Gaucín, se llamaba Diego Prieto Moncada y nació en 1899.
Fue el primer hijo de la pareja, cuando residían en la C/ Larga nº 4. Unos meses más tarde nació su hermana Remedios, en concreto el 7 de marzo de 1.928.
El padre era hortelano y la madre una típica y humilde ama de casa de aquellos años. No obstante ambos sabían leer y escribir y poseían una aceptable inteligencia natural. Los primeros meses de la vida de ambos hermanos transcurrieron en lacas donde habían nacido, en el mismo casco urbano.
En el año 1.929, con la madre embarazada del tercer retoño (Antoñito, nacido el 4 de abril de dicho año), se fueron a vivir al término de Casas Viejas, en plena comarca central de Cádiz, y dependiente por aquellas fechas de Medina Sidonia. Allí había conseguido su padre un puesto de vigilante del Iltmo Ayuntamiento.
Casualmente en la matanza, a manos de las fuerzas de asalto republicanas, de la familia de “Seis Dedos”, su padre era el vigilante de dicha parcela. Horas antes del luctuoso y trascendental hecho ya se intuía el peligro y por eso toda la familia se escondió en un huerto cercano, tras un vallado de tunas; hasta que concluyeron los hechos. Este hecho fue el primero que marcó el espíritu rebelde de Diego Prieto.
Ese día vieron además del mencionado ametrallamiento cómo ardía la cabaña cercana donde ellos mismos vivían. Además, al día siguiente, al presentarse el progenitor en el Ayuntamiento fue detenido y preso por “abandono del puesto”. En fin, que tuvo que pasar quince días en la cárcel de Cádiz capital y ver como su empleo se esfumaba y su mujer con los tres niños se vio forzado a regresar con el abuelo materno, Martín Bueno Gutiérrez, con lo puesto y sobre unos mulos, al Cortijo Alcachofar, cercano a San Pablo de Buceite.
Terminado el correctivo, Diego Prieto Moncada pudo reencontrarse con los suyos y permanecieron juntos en dicha finca casi un año.
Al año siguiente (1.934) encontró un puesto de cabezalero en la oficina del Español Alto, en el término colindante de Castellar de la Frontera. Allí fue donde estaban el 18 de Julio de 1.936 – día del Alzamiento Nacional Franquista- Al oír los bombardeos y saber que venían los “moros” pegando tiros desde Algeciras (distante unos 25 Km.), cogieron unas pocas pertenencias y emprendieron la marcha con otras muchas personas hacia la vecina provincia de Málaga.
Era la segunda vez que perdían sus enseres y se quedaban sin la casa.
Fueron andando sin orden ni concierto y de pueblo en pueblo. Pasaron por Casares, Gaucín, por unas minas de Marbella y no pararon hasta llegar al puente de Cártama donde todos fueron “copados” por los nacionales, y obligados a regresar a sus pueblos de origen.
La familia Prieto Bueno iba acompañada de los Bautista Prieto (la madre, el poeta Diego y otros dos hermanos más). Todos estaban en una situación muy precaria, por la necesidad, el hambre, la fiebre – los tres hermanitos en concreto – y en particular el terror que les producía ver los innumerables cadáveres por los arcenes.
Volvieron a la Barca Moreno (cortijada de Jimena a la vera del río Guadiaro), donde el abuelo materno llevaba días esperándolos, con ropa, comida y unas bestias de carga. De allí fueron directamente al Cortijo Alcachofar – cercano a San Pablo – donde sólo estuvieron unos meses. De aquí fueron a la choza de la Breña de San Pablo, con el tío Manuel Prieto Moncada. Ya habían perdido dos hogares: la de Casas Viejas y la de Castellar. Este hecho también tuvo su influencia en el futuro carácter de todos.
Meses después el padre encontró trabajo en el Huerto Esquivel, del señor Paco Valencia: que se lo alquiló por 74 duros / año (para 5 años).
Durante la Guerra Civil, Diego Prieto trabajó siempre al lado de su padre en las tareas de hortelano y agricultor. No les faltaba de nada, salvo aceite, y como cultivaban el trigo (“a la cuarta” en los alrededores del actual Camping Los Alcornocales y del Río Hozgarganta) pudieron repartir el pan con familiares y vecinos, hasta el fin de la contienda.
El año 1940 fue especialmente duro, hasta el punto de que alguien pintó en el cementerio de Jimena: “El que no sea estraperlista u hortelano aquí lo esperamos este verano”.
En 1942 Diego Prieto estuvo muy enfermo del corazón. El Dr. José Montero de Jimena apenas le notó el pulso por lo que no le dio esperanza. Fueron a Málaga al Dr. Lazárraga que confirmó el problema congénito cardiaco y que le desahució.
Sus padres no se rindieron y como solución final recurrieron al Naturópata Antonio Barreno de Algeciras, que era el primer Naturópata de toda la comarca (se había titulado en la Escuela de Naturopatía que fundara José Castro en Barcelona en 1925).
Este admirado señor le sometió a un tratamiento a base de vegetales, especialmente con emplastos de cebolla en el pecho, que le sacó de la delgadez y la debilidad que lo devoraba…. hasta convertirlo en un joven de apariencia normal.
Toda la familia se hizo más o menos vegetariana. ¡Nadie duda de que haber conocido al señor Barreno fue el hecho decisivo en su futura vocación profesional y que además le iba a forjar como un revolucionario de la salud y, por ello mismo, de la educación humana!.
Al pasar los cinco años de alquiler el padre arrendó un huerto en las afuera de Jimena a su propio suegro, Martín Bueno, en el Cortijo de El Coto de Robledo. Aquí, en el huerto de la Angarilla estuvieron un año aproximadamente pues no les era fácil la vida en estas circunstancias. Entonces negociaron con Frasquito Castilla el alquiler de una parcela en La Bordalla, a la vera del ferrocarril y a unos cinco kilómetros del centro. Estaba justo enfrente del barrio de Marchenilla; en una zona de monte con el río al lado y unas aguas muy ricas eran visitadas diariamente por arrieros y vecino, que de camino les compraban los productos hortícolas que eran capaces de producir para vender.
Aquí vivían sencillamente hasta que la Guardia Civil decidió apresarle por los anónimos amenzantes que la Cédula Anarquista de Jimena había distribuido en el pueblo, y que eran en parte obra de nuestro Diego, de su primo Diego “el poeta” y de otra serie de jóvenes inconscientes, incultos y mediatizados por la falta de libertad, la necesidad y ese espíritu indómito de casi todos los mozalbetes. Habían exigido un tributo de cinco duros, para que los presos republicanos de las cárceles franquistas no se murieran de miseria y hambre… Apenas había cumplido 20 años y tan siquiera sabia leer con mediana facilidad.
Provocaron un grandisimo alboroto y descontento en el pueblo (incluso en las casas de sus propios abuelos y tíos) por lo que al ser detenido por la Guardia Civil (allí mismo en la Bordalla), sus padres y hermano quedaron estupefactos y gran parte del pueblo de Jimena pedía que se les colgara por comunistas, ateos, anarquistas y terroristas.
Fueron detenidos todos y esposados en parejas llevados a San Roque. Pocos días después pasaron, apresados ahí, por la Estación de Jimena con dirección a la cárcel del Puerto de Santa María.
Su hermana y su prima Carmen, tuvieron el valor de montar en el tren (hasta San Pablo) para verlos unos instantes.
Algunos parientes como su tía Melchora Prieto Moncada habían sido fusilados en los primeros escarceos de la contienda civil.
Aquí hay que tener en cuenta la mediación del Párroco: D. Martín Bueno Lozano (tío materno de Diego) que se esforzó por convencer a los falangistas y autoridades en que eran chiquillerías propias de la incultura y de la ignorancia.
Fueron juzgados y “solo” tuvieron que pasar dos durisimos años en dicha cárcel del Puerto.
Allí intentó aprovechar bien el tiempo y aprendió a leer y escribir bien, además de pasar hambre, frío y miedo por su vida.
Por entonces Remedios se casó con Rafael (noviembre de 1.949) y fueron en la mismas Luna de Miel a visitarlo… pero solo pudieron ver a un Diego harapiento y aterido a unos 50 ms. ¡Y tras unos barrotes del patio carcelario!.
En estos meses, me consta que Diego, se hizo más fuerte en sus ideas revolucionarias y que aprendió a beber de las fuentes de los libros, a la vez que empezó a valorar sus decisiones desde los dos puntos de vista, que… toda realidad humana y social tiene.
Entretanto sus padres no podían soportar la tensión que en el pueblo tenían que pasar y en previsión de la vuelta de este único hijo que les quedaba (Remedio vivía en la C/ Fuentenueva, 24 – donde hoy mismo – y no sufría de las habladurías ni del castigo popular… y se valía bien llevando una tienda de alimentos que cerró algunos años después, 1988).
Al regresar el odiado anarquista, se trasladó con sus padres a una parcelita en Algeciras, el llamado Huerto Lombar, en la Villa vieja de Algeciras (en las cercanías del Hotel Cristina).
En pocos meses cambiaron de huerto pues no les llegaba para subsistir y el padre se metió en la construcción para poder vivir. Diego, de otro lado, se metió a ditero, vendiendo principalmente ropa por una dita que cobraba día a días o semana a semana y que les reportaba un porcentaje que les permitía ir tirando, y vislumbrando su futuro de Naturópata. Un buen día puso una herboristería en la calle San Juan con productos Santiveri y propiedad de Juan Gálvez hasta que esta marca le puso una tienda grande en el centro de Algeciras, que fue inaugurada con gente de varias provincias españolas y bastantes amigos de Jimena y de la comarca, en especial.
En el aspecto personal decidió concluir con Lucia García, a la que conocía por tener, su madre, un horno de pan (nacida en Los Barrios pero residente en Algeciras ) y se casaron en 1957, cuando ya eran bastantes conocidos.
Es de destacar la presencia de Gumersindo Seoane Cortejoso, que vino de América para actuar como testigo, dada la ascendencia que Diego le tenía, pues con el había aprendido mucho sobre la Naturopatía, en dicho continente.
Ya casado puso una consulta en su propia casa de la calle Tetuán nº 7, pero pronto se le quedó pequeña por el número de personas que iban a consultarle y pasó a un piso de la calle Convento, pero que por su carestía cambió enseguida por el definitivo en la calle tte Miranda, donde se jubiló en 1992.
Yo conocí a Diego en 1986 en San Pablo, por el amigo común Antonio Ojeda Moreno (el día d ela placa en su calle). Me lo presentó para que yo hiciera – como botánico de campo – el libro de plantas medicinales con Diego. Yo le fui sincero y le dije que no conocía nada de la flora d ela comarca y que no tenia cámara de fotos… pero para este proyecto me la compre (31-XII-86).
Juntos estuvimos más de siete años, intensos y productivos a todos los niveles, pero que básicamente movían tres positivas fuerzas:
• El conocimiento de las plantas y seres vivos del entorno próximo (Comarca del Estrecho, Cádiz, Málaga).
• Avanzar en la Naturopatía y en las formas de alimentación y vida más de acuerdo a las energías que mueven el medio natural y humano.
• Hacernos amigos en el sentido más amplio de este concepto.
El libro hace años que quedó ultimado en lo que se refiere a la parte de conocimientos de la Naturopatía y demás ciencias asociadas y que el profesor Diego tanto conoció, utilizó e investigó. En lo referente a la parte de Botánica descriptiva y en el marco geográfico en que iba incardinada, ya ha sufrido cuatro cambios, pero aún no ha encontrado su proyecto final por falta de promotor editorial, dado que antes de su adiós me hizo prometerle que se editaría en color y sin quitar ni poner nada en lo que él había diseñado (allá por 1990).
Personalmente sigo sintiendo su presencia cerca de mí y sólo me queda este encargo que cumplimentar para honrar como debe su memoria.
Jimena de la Frontera. Luís Federico Tundidor, con el asesoramiento de Remedios Prieto Bueno