El goji es una pequeña baya que procede de las montañas del Himalaya. Se dice que la longevidad de los tibetanos puede estar relacionada con su consumo. La medicina occidental se fija en el goji.
El fruto se cultiva a unos cuatro mil metros de altitud, fundamentalmente en la zona entre el Tibet y Mongolia. Es extremadamente delicado y sus cultivadores dicen que no puede ser tocado en ningún momento de su proceso de recogida, porque, si así se hace, su color carmesí se oscurece hasta llegar prácticamente al negro.
Para cosechar el goji se sacuden las ramas del arbusto y sólo se recolectan las que caen, que son depositadas sobres mallas de bambú. Se lavan y se dejan a secar al sol o a la sombra, hasta conseguir su deshidratación.
Una vez desecada, el aspecto de la baya es el de una pasa de pequeño tamaño y de color profundamente rojo. Al paladar, su sabor se encuentra entre el de la cereza y el arándano. Los asiáticos las consumen en diferentes recetas: en té, sopas, ensaladas, o tal cual salen del arbusto, que es la forma de potenciar al máximo sus cualidades, según dicen.
Los consumidores habituales del goji también afirman que unos veinte gramos diarios bastan para conseguir en poco tiempo ligeras mejorías, sobre todo en lo relativo a la fatiga y el estrés.
Tesoro de la antigua medicina china
Niños, jóvenes o ancianos, así como mujeres embarazadas o personas enfermas que viven en los valles del Himalaya, toman estas bayas con asiduidad. Sus beneficios terapéuticos son conocidos desde hace siglos y existen escritos que hacen referencia al goji que datan del año 1590 antes de Cristo.
Antolín de la Torre, licenciado en Ciencias Químicas, Doctor en Naturopatía y Diplomado en Ciencias Biológicas de la Salud, fue el hombre que introdujo en España este fruto que ya se comercializaba, con mucho éxito, en Estados Unidos en forma principalmente de zumo.
“Se trata de la fruta con mayor densidad de nutrientes beneficiosos para la salud de las que se conocen. Es muy destacable su gran poder antioxidante, que protege al cuerpo del envejecimiento prematuro y alarga la vida”, explica de la Torre.
La salud y longevidad del pueblo hunza, ubicado en la ladera occidental del Himalaya, al otro lado de China, en territorio paquistaní, llamó la atención de los científicos que descubrieron que entre ellos no existía el cáncer, la diabetes, la artritis o las enfermedades más graves del corazón.
Tras años de observación, los investigadores concluyeron que esta especial condición física se debía, por un lado, a la altitud de los valles que habitan, con un promedio de cuatro mil metros de altura y a la ausencia de contaminación; y por otro a una alimentación basada en la ingesta de vegetales, entre ellos las bayas goji.
El excelente estado de salud y longevidad que tienen las gentes de esta zona ha llamado la atención de la Medicina occidental, y los laboratorios no han dejado de investigar para verificar o desmentir las cualidades de esta baya.
Según comenta de la Torre, “todos los conocimientos sobre el goji provienen de la Medicina Tradicional China y es de esta fuente de donde nos nutrimos para la comprensión de este fruto, que es utilizado para recuperar el “chi” o energía vital. La longevidad del ser humano, según la creencia china, puede llegar a un promedio de vida de ciento cincuenta años y a un mínimo de cien”.
Múltiples beneficios para la salud
Para Antolín de la Torre, “el goji es uno de los alimentos más ricos y densos en componentes beneficiosos para la salud, ya que tiene más vitamina C que ninguna otra fruta, incluida la naranja, además de contener selenio y germanio, muy difíciles de encontrar formando parte de los alimentos, y cuatro polisacáridos muy convenientes para nuestro sistema inmunológico”.
“El selenio es un mineral antioxidante que ayuda a neutralizar los radicales libres que dañan las células y causan el cáncer. El germanio, tomado en las dosis adecuadas, es eficaz para combatir los efectos de la radioterapia y quimioterapia, mientras que los cuatro polisacáridos trabajan como organizadores de las instrucciones que las células utilizan para comunicarse entre sí, y controlan muchos de los sistemas de defensa más importantes del cuerpo”, explica el naturópata.
“Pero, quizás, sean los antioxidantes los elementos más importantes de esta fruta, ya que son grandes aliados en la lucha contra el envejecimiento y el cáncer. Con la ingesta de veinte gramos de bayas de goji se cubren las necesidades diarias de estos compuestos, mientras que, por ejemplo, para conseguir esta dosis diaria de antioxidantes con manzanas, necesitaríamos comer alrededor de veintidós al día”, continúa el experto.
Según dice de la Torre, los principales beneficios del goji sobre la salud son los siguientes: previene el envejecimiento prematuro y ayuda a que las personas se vean y se sientan más jóvenes, eliminando el cansancio; ayuda a equilibrar la presión sanguínea y conseguir niveles normales de colesterol y de azúcar en la sangre; mejora el funcionamiento sexual y ayuda a mantener el peso correcto; es protector del hígado, alivia los dolores de cabeza y los mareos y mejora la memoria. También alivia la ansiedad y el estrés.
Según análisis realizados por el Instituto de Investigación de Nutrición de Beijing y posteriormente verificados por otros laboratorios, la fruta contiene más betacaroteno que las zanahorias y 500 veces más vitamina C en peso que las naranjas; 18 aminoácidos, 21 minerales traza, y cantidades muy apreciables de vitamina B1, B2, B6 y de vitamina E. Además es una fuente de aminoácidos esenciales muy rica en carotenoides.
Ningxia, la capital china del goji Al decir del experto, todos estos componentes y la calidad de los mismos dependen de las condiciones climatológicas, de la orografía del terreno y del momento en que es cosechada la fruta.
“Por eso no todos los goji son iguales y, a la hora de adquirirlos, es recomendable leer el etiquetado. El goji se recoge en cantidades industriales para su exportación en determinadas regiones de China, pero en la cordillera del Himalaya, las pequeñas producciones son consumidas principalmente por las poblaciones autóctonas”, dice de la Torre.
La mayoría del goji producido industrialmente para el comercio con Occidente procede de la región autónoma de Ningxia Hui, en el centro norte de China, y su reputación es excelente y muy popular en ese país, donde crece abundantemente a lo largo de las fértiles planicies que rodean el río Amarillo.
En Ningxia se celebra cada mes de agosto un festival anual que coincide con la cosecha de la baya. A esta fiesta acuden los compradores occidentales para establecer sus intercambios comerciales.
“Las únicas contraindicaciones que se han encontrado en su consumo tienen que ver con su interacción con un anticoagulante, la warfarina. El caso partió del Departamento de Farmacia de la Universidad de Washington (Estados Unidos), en el que un informe describía la desestabilización de una paciente tratada con warfarina que consumió durante varios días seguidos una elevada cantidad de té, elaborado con frutos de goji”.
Esta misma incompatibilidad se describió también en un estudio remitido desde el Departamento de Medicina Terapéutica de la Universidad China de Hong Kong, por lo que los investigadores sospechan que existe una posible interacción entre la planta y el fármaco anticoagulante. Por lo demás todo parecen ser ventajas.
Fuente: Terra