Saludador significa “dador de salud”, y es una figura que surge, en el contexto cultural y antropológico que lo propicia, en la España que va desde el siglo XV hasta principios del siglo XX, figura bien considerada socialmente y que tuvo su importancia sociocultural, a pesar de los procesos inquisitoriales.
El primer dato historiográfico que tenemos del oficio de Saludador es del año 1483, y concretamente en la villa de Madrid, donde, según recoge José Manuel Castellano Oñate, en la web el Madrid Medieval sobre los oficios existentes en aquel momento en Madrid: ” En 1483 nos visitó uno, al cual se pagaron 10 reales por “saludar a varias personas que avía mordido un perro que rraviava” , y en 1495 se contrató a Juan Rodríguez de Palacio , vecino de Getafe, “por desde Nuestra Señora de agosto en un año, con salario de un cahiz (doce fanegas) de trigo, con que sea obligado de venir cada vez que la Villa le llamare” .
Posteriormente aparecen noticias sobre Saludadores aparecen en los tratados anti-supersticiosos del franciscano Fray Martín de Castañega (Tratado de supersticiones y hechicerías, 1529) y del catedrático de filosofía Pedro Ciruelo (Reprobación de supersticiones y hechicerías, 1556).
En 1601, según Maria Tausiet, en las calles de Zaragoza tenian la denominación de los gremios existentes en aquel momento, siendo uno de ellos el de los Saludadores, por lo también tendria su calle.
Y en el catastro de la villa de Madrid (1759 – Catastro de Ensenada) en el Legajo 20 aparece inscrito en el Registro oficios, el Gremio de SALUDADORES, terminando con la siguiente expresión “Todos con sus relaciones, notas, liquidaciones y los correspondientes autos de comprobación”.
Para terminar, está breve introducción al oficio de Saludador, como uno de los precursores de la profesión de Naturopatía, vamos a referirnos al ejercicio en Jáen de los Saludadores, donde encontramos el hecho de que tal ejercicio no solamente se hacia mediante contrato y remuneración sino que también con autorización administrativa. Como figuras relevantes y que están recogidas en los pocos datos que tenemos, encontramos a:
- Rodrigo de Narvéz, que tenia incluso autorización inquisitorial para practicar el oficio de Saludador. (1571) en Jaén
- En 1630, el cabildo municipal de Jaén pagó al Saludador Juan de las Peñas, veinticuatro reales “por el beneficio público que hace con la gracia que Dios le dio y salud de los ganados, el qual a de asistir todo este año…“.
- El cabildo municipal de Jaén dio licencia, en 1631, al Saludador Gaspar de Blanca, vecino de Torredonjimeno, “que dize tener gracia de curar lamparones“.