Es evidente que la Naturopatía se fundamenta en la frase dicha por el célebre médico y Maestro de la Medicina HIPOCRATES de que “el Médico cura pero la Naturaleza sana”. Pero es necesario ahondar un poco más en esta corta frase, porque esta llena de sabiduría.
Todo con lo que trabaja el Naturópata, toda la terapéutica natural no contribuye a dar la salud nunca por la acción sino `por la reacción. Si aconsejamos por ejemplo un remedio de hidroterapia, el que cura la enfermedad no es el agua sino la naturaleza interna del individuo, que reacciona al estimulo natural. Y asi sucede con todos los recursos, ya sean homeopáticos, reflexoterapéuticos, dietéticos, fitoreapéuticos, etc.. Tal es así que si a un enfermo le damos un estímulo que supere su capacidad de reacción, le podemos hacer más daño que beneficio.
La Naturaleza es sabia y actúa siempre en beneficio del enfermo y nunca en su contra, por medio de la vix medicatrix naturae y la Natura consevantrix, tomando en cada momento el camino más oportuno y más favorable para el enfermo. Asi tenemos, por ejemplo, en dos enfermos diferentes un mismo recurso, la Naturaleza le dará también la respuesta adecuada.
Tiene suma sabiduría; recordemos tan solo los maravillosos mecanismos hemostáticos, los complicados procesos metabólicos, la matemática formación de las proteínas, o la maravillosa arquitectura corporal. Que duda cabe que tiene una sabiduría mucho mayor que la que pueda alcanzar nunca ningún ser humano.
La Naturaleza interna individual siempre busca el equilibrio, actúa de manera ponderada, prudente, buscando siempre la armonía en el ser humano, como decía el Maestro de Medicina Hipócrates, la Naturaleza no opera a saltos.
La Naturaleza actúa siempre respetando las 49 leyes naturales que controlan el ser humano, como son la ley de la evolución- involución, la ley de amor, la ley de los contrarios, la ley del péndulo, la ley del trogo, la ley del siete o de las octavas, la ley de la jerarquía, la ley de entropía, la ley de causa y efecto, la ley de analogía, etc…
La Naturaleza actúa con orden y medida, si no fuera así, ningún cuerpo resistiría un proceso curativo.
La Naturaleza actúa de acuerdo con los números, así todo el organismo se puede reducir y explicar co los números, con fórmulas matemáticas. Y la persona desde que toma el primer aliento hasta que exhala por última vez está regulado por los números, de igual manera le ocurre a todos los procesos fisiológicos y a los procesos curativos o destructivos.
Tanto en el proceso de curaci`0on como de enfermedad, hay que tener presente que existen factores no tenidos en cuenta, algunos por no conocerlos ni siquiera, y otros por conocerlos malamente, así se puede decir que en el proceso de curación de un enfermo, muchas veces 2 + 2 no suman 4, sino que a veces suman 5 o 3, así, enfermos que en teoría tenían que recuperarse, pueden sucumbir y en otros, que nos hacen sospechar lo peor, asombrosamente, contra todo pronóstico se recuperan y sanan, aunque aquí, lo mejor es poner un ejemplo: Hace unos años un niño se cayó en una piscina aquí en Córdoba, asombrosamente, tras bastantes minutos dentro del agua lo rescataron con vida aún, aunque quedo en coma y sin ninguna esperanza de quedar normal, pues según los médicos el cerebro se había quedado mucho tiempo sin recibir oxigeno, a los pocos días se recuperó por si solo totalmente. Otro caso de un enfermo de cáncer que tenia en teoría que sufrir grandes dolores, no padeció dolor alguno hasta su muerte, etc. Etc…
EL Naturópata tiene que ser humilde, reconocer que nuestro trabajo no es realmente nada meritorio, ya que todo el mérito, todo el honor de restablecer y mantener la salud, le corresponde únicamente a esa fuerza, a esa energía, poderosa y sabia, que es la Madre Naturaleza particular de cada individuo, la cual hay siempre que respetar y favorecer y nunca contrariar, puesto que su sabiduría no solo es mucho mayor de lo que nosotros imaginamos, sino que trabaja siempre con más sabiduría de la que nosotros pudiéramos imaginar.