Cuando una persona sobrepasa más del treinta por ciento de su peso normal se dice que es obesa. Cada año nacen ‘dietas milagro’ que prometen equilibrarnos el peso en tiempo récord. Muchas lo consiguen, pero a costa de otros problemas de salud. Felipe Granado, técnico superior en Naturopatía, se acercó a Irun, invitado por la asociación de la mujer Uxoa, para romper con los tópicos y presentar una solución «innovadora» al problema de la obesidad, que, según el experto, tiene su raíz «en una alteración del cerebro que lleva al individuo a adoptar actitudes erróneas, como es el exceso de alimentación».
¿Cómo ayudar al problema del sobrepeso? «Hay que tener mucho cuidado con las dietas», advierte Granado. Por un lado, están los regímenes fundamentados en el exceso de proteínas. «Este método lo han llevado a cabo miles de personas y muchas han acabado con problemas renales», explica. Por otro lado, existen las dietas establecidas en función del grupo sanguíneo. «Dependiendo de él se establece una metodología alimenticia. Es una propuesta interesante, pero no completa, ya que no a todos nos vienen bien los mismos alimentos», señala.
Una dieta que sí ha demostrado que ayuda a perder peso es la conocida como ‘en zona’, que propone ingerir 40% de carbohidratos, 30% de grasas y 30% de proteínas. «Pero cuidado», aconseja el ponente, «porque a partir de los 20 años de edad necesitamos pocas proteínas y si las tomamos en exceso, predisponemos muchísimas enfermedades».
La generalización
Igual de incompletas son las famosas dietas de aloe-vera o de arce, muy conocidas por algunas de las asistentes a la conferencia y practicadas por muchas de ellas. El problema, según Granado, está en la generalización. «Nos llevan a un modelo en el que no encajamos todos, porque cada uno somos una entidad metabólica diferente y tenemos un nivel psicoemocional distinto también, y no nos funciona lo mismo», dice el experto.
Además, muchas veces, las dietas no perduran porque las sentimos como algo impuesto. «Hay un tiempo que estamos dispuestos a sacrificarnos y bajamos algunos kilos, pero como ocurre siempre, cuando sentimos que nos han prohibido comer algo, más ganas tenemos de comerlo».
Llegando al fondo del problema, ¿por qué el individuo se ve sometido a ese error de someterse a comer y beber lo que no debe y además, en exceso? «La razón de la obesidad no está tanto en lo que comemos, sino en la actitud que existe dentro de nosotros que nos lleva a comer desmesuradamente», dice Granado. «Buscamos mecanismos compensatorios ‘de placer’ para reducir esa ansiedad y lo importante es saber qué nos la produce, trabajo, relaciones de pareja… y a partir de ahí tratar el problema», añade.
Según Granado, nuevas investigaciones han revelado que existe una hormona que regula el apetito. Una dieta rica en carbohidratos y proteínas reduce la presencia de esta hormona en nuestro organismo, por lo que el apetito queda más calmado. Sin embargo, una alimentación rica en grasas la aumenta.
Para tener una buena salud, es importante consumir mucha agua. «El alimento vital a nivel físico, más que el alimento sólido, es el agua, pero mucha gente apenas lo consume. Es necesario beber de un litro y medio a dos al día», explica Granado. Si se bebe agua mineral, «hay que intentar comprar la que tenga la menor cantidad posible de mineralización».
Tomar alimentos crudos
Es importante también comer alimentos crudos, como vegetales o frutas, «algo que tampoco se hace», señala el naturópata. «Es conveniente, además, cocer las verduras a temperaturas bajas, ya que a medio cocer todavía conserva los antioxidantes», añade.
Más allá de estos consejos generales, Felipe Granado propone fijar una programa individualizado para cada persona, «porque no todos somos iguales. Hay que saber qué alimentos convienen a cada uno y establecer un programa puntual», advierte. De forma complementaria, es conveniente realizar un tratamiento psicológico para ayudar a controlar el apetito. Pero para obtener resultados de todo ello, es importante «tener voluntad para adelgazar y no no tomar la dieta como algo impuesto». No hay que olvidarse, tampoco, de hacer deporte.