El naturópata Miguel Ángel de Isidro, acusado de ejercer como médico sin disponer de la titulación preceptiva, aceptó ayer ante el magistrado del juzgado de lo penal número 1 de Gijón una condena de un año y medio de cárcel durante el que tampoco podrá ejercer su profesión. Al imputado se le considera responsable de un delito de intrusismo profesional y de dos de lesiones. Además, De Isidro deberá indemnizar a una de las pacientes, a la que según el fiscal le quitó la medicación recetada por su psiquiatra, con 15.000 euros. El abogado defensor del naturópata llegó a un acuerdo con las partes implicadas antes de la celebración del juicio, por lo que la vista oral no se llevó a cabo.
«Me he visto obligado a aceptar la condena que sale de un juicio político», declaró De Isidro a la salida del juzgado, «porque aquí no se está juzgando mi actitud en la clínica que tenía en Gijón sino que hay que ver el trasfondo que tiene este asunto en el enfrentamiento entre médicos y naturistas». El ahora condenado asegura que «he visto a más de cinco mil pacientes y nunca ninguno se me ha quejado». El imputado se defiende así de las acusaciones: «Garantizo que nunca le dije a nadie que dejara una medicación recetada por un especialista. La medicina naturista, que no interesa a mucha gente que quiere acabar con ella, es completamente compatible con los medicamentos».
A escasos metros de Miguel Ángel de Isidro en las puertas del juzgado, esperaba César Peláez, el marido de una vecina de Gijón a la que trató el naturópata. Balbina Cuervo acudió a la consulta del ahora condenado en el año 2003. Entonces, según su marido, «le dijeron que dejara toda la medicación recetada por el psiquiatra para su depresión y que se pusiera en manos del naturista». Como resultado, la paciente, que ahora será indemnizada, llegó a un intento de suicidio.
El fiscal consiguió además que se condenase a Isidro como responsable de un delito de lesiones por el tratamiento al que sometió a una paciente a la que hubo que ingresar en urgencias después de que le practicaran un lavado de intestino en la clínica del condenado. Esta paciente aseguró sin embargo en la sede judicial que «todo fue porque me puse nerviosa y él no tuvo nada que ver» , por lo que renunció a ser indemnizada.
Miguel Ángel de Isidro no ejerce actualmente en la clínica de la calle Corrida: «Ahora me dedico a otros negocios en Madrid relacionados con la representación», aseguró ayer a este periódico.