La hoja de vida del médico alemán Andreas Michalsen afirma, entre otras cosas, que durante más de 15 años ejerció la denominada medicina convencional. Puntualmente en dos áreas: cardiología y cuidados intensivos.
Sin embargo, su carrera dio un vuelco trascendental al descubrir la Naturopatía, por supuesto, con base científica. Esta práctica consiste en tratamientos por medio de terapias naturales como la hidroterapia (en balnearios y con chorros de agua fría y caliente), la fitoterapia (hierbas medicinales), acupuntura, yoga, meditación, medicina ayurvédica, ventosas y sangrías con sanguijuelas combinadas con dieta vegetariana.
Su objetivo, según dice, no es hacer a un lado la medicina occidental, sino “integrar y combinar, siempre sobre una base científica”. También busca cambiar la relación médico-paciente: que se vuelva más amable. Que los primeros vean a la persona en su totalidad y no solo sus órganos afectados. Michalsen acaba de presentar su nuevo libro, ‘Curar con la fuerza de la naturaleza’, de editorial Planeta. A continuación publicamos algunos extractos de la obra, puntualmente sobre sus conceptos y consejos a la hora de manejar tres complicaciones muy distintas: la hipertensión arterial, las enfermedades coronarias y la depresión. Aunque en su libro aborda estos y muchos otros temas.
No obstante, aclara que no pretende que sus consejos sustituyan la consulta con el médico.
Hipertensión arterial
Para tratar la hipertensión arterial existen multitud de opciones en las terapias naturales, cuya eficacia se ha demostrado científicamente y que, además, funcionan en la práctica.
Como es lógico, siempre hay que adaptarlas a cada paciente: una persona puede presentar hipertensión aunque practique deporte, y en su caso el origen hay que buscarlo en sus genes y sus hábitos alimentarios, ya que es posible que consuma demasiada carne.
Si esto se confirma, no servirá de nada que el paciente se mueva más: lo que tendrá que hacer es cambiar su alimentación. Tal vez, incluso, sea necesario que mantenga la medicación.
Otro enfermo puede llevar una dieta extraordinaria, pero encontrarse expuesto a un estrés permanente en su trabajo. En su caso, será la meditación, el taichí o el yoga lo que dará mejor resultado.
Las inflamaciones de la cavidad bucal, como la periodontitis, aumentan el peligro de desarrollar con el tiempo enfermedades vasculares (dado que las bacterias viajan por todo el cuerpo), así que siempre les pregunto a mis pacientes por la salud de sus dientes y les recomiendo que cuiden su higiene mediante una adecuada técnica de cepillado y el uso del hilo dental.
Consejos
– Una dieta vegetariana o vegana. Sustituya la carne por las verduras y también por una buena cantidad de tofu y soya, ya que la proteína de esta última reduce la presión arterial. Si no quiere renunciar al queso y la leche, por lo menos reduzca considerablemente la cantidad que ingiere.
Resulta eficaz practicar un ayuno terapéutico dos veces al año u optar por un ayuno intermitente (ejemplo: catorce horas seguidas de ayuno nocturno).
El aceite de linaza también contribuye a reducir la hipertensión, pero es mejor consumir la semilla entera, ya que así se aprovechan todas sus demás propiedades saludables (por ejemplo, previene el cáncer de mama y de próstata). Los arándanos reducen igualmente la presión arterial, y puede comérselos incluso helados o en forma de polvo. Lo ideal es que cada día consuma alguno de estos alimentos.
Recomiendo meditar cada día durante al menos treinta minutos. Yoga y taichí/chi kung, practíquelos una vez por semana en grupo y cada dos días en casa durante quince minutos.
Y lo ideal es que haga ejercicio entre 150 y 300 minutos a la semana.
Acuda a la aplicación regular de agua, sobre todo en forma de chorros (aunque después de sufrir un infarto hay que esperar tres meses para someterse a esta terapia), baños de brazos de temperatura ascendente y sesiones de sauna (sin combinarlas con baños fríos), si es posible, una vez al día.
Depresión y ansiedad
La depresión tiene muchos motivos: biográficos, situacionales, bioquímicos o relacionados con un estilo de vida inadecuado. Desde el punto de vista de la naturopatía, responde a múltiples factores, así que no se trata simplemente de una alteración de receptores y transmisores, como intenta presentarla, de forma reduccionista, la psiquiatría biológica.
Las terapias naturales pueden actuar en varias de estas áreas al mismo tiempo. Por ejemplo, cuando el cuerpo y el alma no se contemplan como entidades separadas, parece evidente que una alimentación sana, una cantidad suficiente de actividad física y la práctica de técnicas de reducción del estrés pueden influir en el estado de ánimo.
La acupuntura también actúa contra la ansiedad. Por su parte, la medicina mente-cuerpo ofrece ejercicios que, realizados regularmente, modifican de forma positiva el nivel de las sustancias químicas transportadoras de las señales. También la luz, el contacto físico y la espiritualidad son posibles puntos de partida.
Consejos
Aunque cuesta mucho sacar fuerzas para moverse, merece la pena hacerlo, ya que el ejercicio aumenta los niveles de serotonina y mejora el procesamiento de la noradrenalina en el cerebro. Lo importante es que se practique con regularidad.
Vivir la naturaleza, darse ‘baños de bosque’ o practicar la jardinería.
La mayoría de los estudios lo confirman: sea cual sea la enfermedad que se padezca, el yoga mejora el estado de ánimo, así que obra un claro efecto terapéutico también en el caso de las depresiones. Es importante encontrar la modalidad de yoga que más guste y que no suponga un esfuerzo excesivo.
Las diversas aplicaciones con agua activan el sistema nervioso vegetativo, dan fuerza y levantan el ánimo. Los chorros alternados, la aplicación de fajas y los baños completos pueden combinarse con el uso de extractos de plantas de efecto relajante (lavanda, melisa) o estimulante (romero, jengibre).
La hierba de San Juan (Hypericum perforatum) es eficaz. Pero antes de consumirla debe consultar a su médico.
El entrenamiento de la atención plena o la práctica de meditaciones basadas en mantras pueden ayudar a recobrar las fuerzas y abordar de un modo diferente el estrés provocado por nuestro estilo de vida.
Enfermedades coronarias
Las patologías cardiovasculares se encuentran entre las dolencias más frecuentes del ser humano y desde hace tiempo son una de las principales causas de fallecimiento en el mundo. Las terapias naturales apuestan fundamentalmente por modificar el estilo de vida introduciendo una dieta vegetariana y rica en fibra, además de mucha actividad física.
Para mejorar el estado de los vasos sanguíneos es recomendable someterse a un tratamiento con agua a diferentes temperaturas alternadas. Además de moverse lo suficiente a través de un deporte de resistencia, es importante dejar tiempo para disfrutar de fases conscientes de descanso, con técnicas de relajación específicas y metódicas: si es posible, yoga, ejercicios de plena atención o meditación. Dado que el estrés constituye un importante riesgo para el infarto de miocardio, es fundamental que los enfermos del corazón lo reduzcan. En casos de insuficiencia cardíaca leve, también puede recurrirse a hierbas medicinales como el espino blanco.
El consumo regular de determinados alimentos puede servir: almendras, linaza, avena y nueces, que aportan elasticidad a los vasos sanguíneos. Comer cada día un aguacate (rico en grasas) también baja el colesterol, y el jengibre reduce los triglicéridos.
Fuente: El Tiempo