Terman, A. (2006). Catabolic insufficiency and aging. Annals of the New York Academy of Sciences, 1067(1), 27-36.
Los procesos degradativos celulares, que incluyen la degradación lisosomal (autofágica) y proteasomal, así como la actividad de las proteasas citosólicas y mitocondriales, proporcionan una renovación continua de biomoléculas y orgánulos dañados y obsoletos.
La insuficiencia inherente de estos procesos degradativos da como resultado una acumulación progresiva dentro de células postmitóticas de larga vida de “basura” biológica (material “residual”), como agregados de proteínas indigeribles, mitocondrias defectuosas y lipofuscina (pigmento de la edad), intraliosomal, polimérico, no degradable material.
La “basura” intracelular no está completamente catabolizada ni exocítica en grado considerable. Carga pesada de lipofuscina en los lisosomas, típica de la vejez parece disminuir marcadamente el potencial autofágico.
Como se postula en la teoría del envejecimiento mitocondrial-lisosomal, esto ocurre debido al transporte de enzimas lisosomales recién sintetizadas a lisosomas cargados de lipofuscina en lugar de a lisosomas activos / endosomas tardíos, lo que hace que el contenido enzimático de los autofagolisosomas sea insuficiente para una degradación adecuada.
En consecuencia, el recambio de mitocondrias disminuye progresivamente, lo que produce una disminución de la síntesis de ATP y una mayor formación de especies reactivas de oxígeno, lo que induce un mayor daño mitocondrial y la formación adicional de lipofuscina.
Con la edad avanzada, los lisosomas cargados de lipofuscina y las mitocondrias defectuosas ocupan partes cada vez más grandes de las células postmitóticas de larga vida, dejando cada vez menos capacidad para la renovación normal y la producción de ATP, resultando finalmente en la muerte celular.