Miedo a perder el control; Marta Minniti, Naturópata

El miedo a perder el control está muy extendido en la sociedad actual. A la mayoría de nosotros nos gustaría que todo fuera siempre segundo

ciertos planes, que las cosas deben seguir los programas establecidos por nuestra mente y que los planes diarios proceden sin problemas e inesperadamente. En cambio, la vida nos sorprende constantemente, arruinando esas tarjetas que arreglamos pacientemente de acuerdo con nuestro pedido y probándonos a nosotros mismos.

Para algunos, el miedo a perder el control sobre su seguridad y emociones es tan intenso que puede causar una serie de trastornos más o menos graves: agitación, nerviosismo, crisis de ansiedad, pensamientos obsesivos, hasta ataques de pánico reales. . Lo que sucede cuando te atrapan estos síntomas es, en realidad, una forma de autoprotección: cuando el mecanismo de autocontrol se vuelve tan abrumador, el sistema nervioso desconecta el enchufe, produciendo exactamente lo que necesita, es decir, momentos de total pérdida de control

La terapia floral es muy útil en la presencia de estas cuestiones con una flor en particular, el Cherry Plum. Obtenido de las flores del cerezo silvestre ( Prunus cerasifera ), este remedio describe la tipología psicológica de aquellos que experimentan una tensión interna muy fuerte, acompañada por el miedo a dejarse llevar, volverse loco y perder el control de sus acciones. Estas personas tienden a sufrir tics nerviosos, dificultad para quedarse quieto, reacciones impulsivas que pueden provocar ataques de pánico e incluso instintos suicidas. La mente, de hecho, a menudo sobrecargada, genera pensamientos de gestos extremos y agresivos, hacia uno mismo u otros, que no tienen un seguimiento material pero que contribuyen a crear agotamiento y depresión.

Tomar Cherry Plum ayuda a liberar la tensión interna y a encontrar un equilibrio emocional que ya no se basa en el autocontrol. Esta flor aporta claridad a sus impulsos y calma la tormenta mental que tiende a abrumar. Enseña a mantener la lucidez y la presencia.

Solo al dejar ir y abandonarse a uno mismo puede uno volver a dominar la propia vida y aprender a estar en el flujo de las emociones.