Sana tu intestino, sana tu mente – Perspectivas Naturopáticas; por Ariel Jones, Naturópata ND

La conexión cerebro-intestino

La enfermedad del intestino irritable (EII) incluye la colitis ulcerosa (CU) y enfermedad de Crohn (EC). Es una de las cinco enfermedades gastrointestinales más frecuentes en los Estados Unidos. Las personas con EII y otras enfermedades gastrointestinales como el síndrome del intestino irritable (SII) sufren los efectos del tejido intestinal dañado debido a la inflamación. Los síntomas a menudo afectan la vida en general, son dolorosos y crónicos.

El intestino y el cerebro están estrechamente vinculados. Se comunican bidireccionalmente a través del sistema nervioso autónomo (SNA) y el eje endocrino del hipotálamo / hipófisis / suprarrenal (HPS) utilizando la serotonina, el triptófano, el cortisol, la epinefrina y la noradrenalina.[2] La retroalimentación del intestino se dirige al sistema motor emocional (EMS, por sus siglas en inglés) en el cerebro, también conocido como sistema límbico. Como existe una comunicación bidireccional, es importante comprender el papel del sistema límbico para entender cómo interactúan los dos. El sistema límbico es responsable de la homeostasis interna y externa del organismo. Cuando hay un evento interno o externo que causa un desequilibrio, el sistema límbico lo detecta y libera hormonas en el cuerpo para restaurar el equilibrio. El sistema límbico posibilita la supervivencia, y favorece la capacidad para evitar peligros, la interacción social y el aprendizaje. Aquí se generan emociones, y los cambios fisiológicos asociados son obra del sistema límbico. El sistema límbico participa en la modulación “de arriba abajo” de la transmisión del dolor visceral, así como en la percepción visceral. El sistema límbico es el centro de control de tráfico donde el cerebro y el intestino se comunican e interactúan.

¿Qué sucede en la enfermedad intestinal?

Existen cuatro hipótesis para explicar las causas de la EII: predisposición genética, desencadenantes ambientales, hiperactividad del sistema inmune e inflamación crónica. La tasa de coincidencia en gemelos idénticos es de 10-15% en la CU y de 30-35% en la EC, lo que demuestra que los factores no genéticos pueden tener un papel importante en el desarrollo de la enfermedad. Se han identificado diferentes factores ambientales:

➨Los factores estresante psicosociales activan los circuitos de estrés dentro del EMS, lo que produce respuestas intestinales fisiológicas a través de los sistemas autónomo y endocrino. La respuesta del EMS es la estimulación del factor de liberación de corticotropina (CRF), cortisol, noradrenalina y epinefrina. Estas moléculas hacen que el sistema inmune se desplace hacia una respuesta Th2: un aumento de mastocitos y de la expresión de óxido nítrico sintasa.
➨Las respuestas autónomas pueden modular directa o indirectamente la permeabilidad intestinal frente a antígenos (partículas extrañas) y microbios (bacterias). Cuando la permeabilidad intestinal aumenta en respuesta a antígenos y bacterias, el sistema inmune se activa para proteger nuestros cuerpos de los invasores extraños. Un intestino altamente permeable puede derivar en un trastorno de hiperpermeabilidad intestinal, también conocido como intestino permeable.
➨Los factores estresantes físicos como los antígenos y las bacterias modulan la función inmune intestinal, y los productos inmunes del intestino como las citocinas y las quimiocinas crean inflamación y dolor en la EII.

La CU se caracteriza por inflamación limitada a la región del colon del intestino. La EC puede afectar cualquier parte del tracto digestivo, pero se encuentra más comúnmente en el íleon terminal o la región perianal. La EC está asociada con complicaciones como estenosis, abscesos y fístulas.

La mucosa intestinal es importante

La mucosa intestinal es muy importante para la salud intestinal. Sus funciones son la absorción de nutrientes, actuar como barrera física y la transducción de señales. Vigila su entorno y secreta productos reguladores en respuesta. El tracto digestivo también contiene la mayor parte del sistema inmune en el cuerpo humano. Las personas con EII tienen una mucosa intestinal alterada. Sin una mucosa saludable, las bacterias se filtran en el torrente sanguíneo, iniciando una respuesta inmune que conduce a una inflamación y dolor crónicos y dañinos.

Un hecho sorprendente es que el 95% de nuestra serotonina se produce en el intestino. La serotonina es responsable de nuestra sensación subjetiva de felicidad y buen humor. Si nuestro tejido intestinal no es saludable, no podemos producir los niveles de serotonina adecuados.

El intestino inflamado doloroso altera el cerebro: la depresión y la EII

Como se mencionó anteriormente, el control intestinal se encuentra principalmente dentro del sistema límbico en el cerebro. Allí también se controlan las emociones, el impulso físico y sexual, el sueño, el apetito, el procesamiento de la memoria, la respuesta al estrés y los trastornos del estado de ánimo. Cuando hay un desequilibrio homeostático como dolor o inflamación debido a la EII, el sistema límbico responde para restaurar el equilibrio en el sistema. Las actividades en el sistema límbico son tan importantes y ubicuas para el funcionamiento de un ser humano que las alteraciones en cualquier parte pueden alterar y afectar el estado de ánimo y el comportamiento.

Uno de los cambios observados en el cerebro de pacientes con colitis aguda es el aumento del neuropéptido Y (NPY). En su mayor parte, el NPY parece ser una respuesta protectora y útil al dolor. Un estudio muestra que el NPY es parte del mecanismo que ayuda a los mamíferos a recuperarse del dolor intenso asociado con la inflamación o la lesión en los nervios. El NPY también es responsable de reducir la ansiedad y el estrés, modulando los ciclos de sueño / vigilia, reduciendo la ingesta voluntaria de alcohol, bajando la presión arterial y controlando las crisis epilépticas. El papel del NPY en el aumento de la ingesta de alimentos y el almacenamiento de energía como grasa puede ser perjudicial si se estimula crónicamente. Además del dolor y la inflamación, también se ha demostrado que el estrés, así como una dieta alta en grasas y azúcar aumentan los niveles de NPY en el cerebro. El aumento del NPY es producto de la EII y uno de los vínculos entre la EII y la depresión.

Hoy en día, existen pruebas sólidas que respaldan la conexión entre la EII y la depresión. Se ha demostrado que la depresión aparece un año o menos antes de un diagnóstico de CU, lo que significa que los síntomas de la CU no diagnosticada causan depresión o que, por el contrario, la depresión puede ser una causa de la CU. En cualquier caso, ocurren en paralelo. La ansiedad y la depresión son más comunes en pacientes con EII, y sus síntomas son más graves durante los períodos en que la enfermedad está activa. Además, el curso de la enfermedad es peor en pacientes deprimidos. El tratamiento con corticosteroides, un tratamiento común para pacientes con EII, puede inducir trastornos del estado de ánimo u otros síntomas psiquiátricos.

El vínculo entre el intestino y la salud mental es claro. Nunca ha habido más razones para tratar y sanar el intestino en pacientes con inflamación intestinal o trastornos mentales. Entonces empecemos.

Sanar el intestino reduce la depresión

➧Elimina los factores estresantes. El estrés físico, como una dieta pobre en nutrientes, alimentos procesados, antecedentes de uso de antibióticos o consumo excesivo de azúcar, daña el intestino y debilita nuestro sistema inmune. No dormir lo suficiente es un estrés físico. El estrés emocional puede incluir problemas en nuestro trabajo, dinero, relaciones principales y más. Identificar las causas del estrés es un excelente primer paso en el camino hacia el bienestar. Trabajar en la disminución de los factores estresantes es un proceso continuo. Pide la ayuda de familiares y amigos cercanos para identificar y atenuar los factores estresantes en tu vida.
 
➧Mejora la alimentación. El estrés oxidativo causado por los alimentos que promueven la inflamación parece jugar un papel importante en la neurodegeneración del sistema nervioso entérico (ENS, por sus siglas en inglés) y la glía entérica. Muchos alimentos causan inflamación al ser alergénicos, tóxicos o ambos. La eliminación de alimentos proinflamatorios que no necesitamos y que son costosos y perjudiciales para el intestino es el segundo paso más importante para sanar el intestino.
  ➛Elimina los alimentos procesados: todo lo que viene en una caja o lata es procesado. Los alimentos procesados tienen propiedades nutritivas más bajas que los alimentos frescos e integrales, y están hechos con una variedad de ingredientes que no apoyan la buena salud, como organismos genéticamente modificados (OGM), jarabe de maíz alto en fructosa y conservantes, por nombrar solo algunos. Existen muchas opciones de alimentos integrales en el supermercado que son muy fáciles de consumir y más baratos que los alimentos procesados y prefabricados. Considera eliminar las comidas congeladas empacadas, las galletas empacadas, las barras de granola, las pizzas congeladas, las papas fritas, los perros calientes, las carnes frías, las barras de caramelo, los refrescos, los aderezos para ensaladas, los helados, los fideos instantáneos y los macarrones con queso de caja. Los alimentos integrales son las frutas, verduras, nueces, granos y semillas que vemos en sus formas naturales. A menudo se encuentran en el perímetro del supermercado. Sustituir los alimentos procesados por alimentos integrales marcará una gran diferencia en tu salud. Solo pregúntale a la Dra. Terry Wahls, MD; ella se curó de esclerosis múltiple usando alimentos integrales, y puedes ver su TEDTalk en https://www.youtube.com/watch?v=KLjgBLwH3Wc
  ➛Elimina los pesticidas: elimina los pesticidas de tu dieta comprando exclusivamente productos orgánicos o lavando tus frutas y verduras en una mezcla de agua / vinagre con una proporción de 10:1. Los alimentos más grasos, como las nueces, deben comprarse orgánicos porque absorben los pesticidas más fácilmente que las frutas o verduras que tienen una cáscara resistente al agua.
  ➛Consume alimentos que curan el intestino: las semillas de lino y la chía tienen un recubrimiento mucilaginoso y pegajoso que cura el tejido intestinal y contiene fibra, proteínas y ácidos grasos omega-3 que ayudan a darle volumen a las heces para eliminarlas y disminuir la inflamación respectivamente. Puedes convertir las semillas de lino en deliciosas galletas saladas, tomarlas en forma de aceite o triturarlas y agregarlas a la avena. Cuando se sumerge en agua, la chía se vuelve masticable y puede ser un excelente budín. El repollo contiene el aminoácido glutamina, que ayuda a sanar los enterocitos (células del tracto gastrointestinal). Puedes rallar el repollo crudo para preparar una ensalada de repollo.
    ➛Remojar las nueces ayuda a neutralizar el ácido fítico que se encuentra en la capa exterior de las nueces. Remojar nueces y semillas durante seis horas antes de comerlas hace que sea más fácil para los intestinos digerir y absorber sus nutrientes.
  ➛Enjuagar los granos antes de comerlos ayuda a eliminar las saponinas que se encuentran en su superficie externa. Las saponinas se unen al epitelio de la mucosa y aumentan la permeabilidad de la superficie. Demasiadas saponinas y otras toxinas intestinales pueden causar un intestino permeable.

➧Sanar el intestino: suplementos
    ➛Glutamina: un aminoácido que actúa como alimento para los enterocitos en el intestino, ayudándolos a reparar y cerrar sus estrechos empalmes.
    ➛Lactobacillus helveticus y Bifidobacteria longum: se ha demostrado que ayudan en la EII, mientras que la B. infantis alivia muchos de los síntomas del SII.[14]
    ➛Aceite de pescado: ayuda a disminuir la inflamación y apoya el funcionamiento cognitivo del cerebro.
    ➛Hierbas: Ulmus rubra (olmo resbaladizo), Glycyrrhiza glabra (regaliz), Althaea officinalis (malvavisco) y Avena sativa (avena).
 
➧Apoya tus glándulas suprarrenales. Dado que el cortisol se consume durante el proceso homeostático, el estrés a largo plazo puede provocar resistencia al cortisol y fatiga suprarrenal. Puedes apoyar tus glándulas suprarrenales con vitaminas como B5 y C, hierbas y homeopatía.

➧Obtén apoyo social. Comunicarte con las personas de tu comunidad, familia y amigos es una parte importante para mantener una buena salud mental. El apoyo social reduce el estrés, la ansiedad y la depresión y mejora los resultados de los pacientes con EII.
 
Referencias:
 
  1. Weiner, G. “Where the rubber meets the road: Treating inflammatory bowel diseases.” NaturalPath. · http://thenatpath.com/body/gastrointestinal-health/where-the-rubber-mee… · Posted 2014‑10‑24. · Accessed 2015‑03‑17.
  2. Jones, M.P., et al. “Brain–gut connections in functional GI disorders: Anatomic and physiologic relationships.” Neurogastroenterology & Motility, Vol. 18, No. 2 (2006): 91–103.
  3. Khor, B., A. Gardet, and R.J. Xavier. “Genetics and pathogenesis of inflammatory bowel disease.” Nature, Vol. 474, No. 7351 (2011): 307–317.
  4. [No authors listed.] “IBD etiology and pathophysiology: Understanding the process.” IBD Insights. ARCHIVED AT https://web.archive.org/web/20160506183843/https://www.ibdinsights.com/…
  5. Cowen, P.J. “Cortisol, serotonin and depression: All stressed out?” The British Journal of Psychiatry, Vol. 180, No. 2 (2002): 99–100.
  6. Pucar Batici, L., et al. “CD26 deficiency alters VIP and NPY levels in murine Crohn-like colitis.” Congress of the Croatian Society of Biochemistry and Molecular Biology, 2014. Abstract available at http://bib.irb.hr/prikazi-rad?lang=en&rad=727332 · Accessed 2015‑03‑17.
  7. Solway, B., et al. “Tonic inhibition of chronic pain by neuropeptide Y.” Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, Vol. 108, No. 17 (2011): 7224‑7229.
  8. Tatemoto, K. “Neuropeptide Y: History and overview,” in Neuropeptide Y and related peptides. Handbook of experimental pharmacology, Vol. 162, ed. C.M. Michel, Chapter 1, 2–21, Berlin: Springer, 2004, 556 p., ISBN 978‑3‑642‑62282‑3 (print) / 978‑3‑642‑18764‑3 (eBook).
  9. Colmers, W.F., and B. El Bahn. (2003). “Neuropeptide Y and Epilepsy.” Epilepsy Currents, Vol. 3, No. 2 (2003): 53–58.
  10. Maugh II, T.H. “Research points to way to eliminate belly fat.” Chicago Tribune · http://articles.chicagotribune.com/2007-07-02/news/0707010371_1_dr-zofi… · Posted 2007‑07‑02 · Accessed 2015‑03‑17.
  11. Kurina, L.M., et al. “Depression and anxiety in people with inflammatory bowel disease.” Journal of Epidemiology & Community Health, Vol. 55, No. 10 (2001): 716–720.
  12. Graff, L.A., J.R. Walker, and C.N. Bernstein. “Depression and anxiety in inflammatory bowel disease: A review of comorbidity and management.” Inflammatory Bowel Diseases, Vol. 15, No. 7 (2009): 1105–1118.
  13. Lakhan, S.E., and A. Kirchgessner. “Neuroinflammation in inflammatory bowel disease.” Journal of Neuroinflammation, Vol. 7 (2010): 37.
  14. Whorwell, P.J., et al. “Efficacy of an encapsulated probiotic Bifidobacterium infantis 35624 in women with irritable bowel syndrome.” The American Journal of Gastroenterology, Vol. 101, No. 7 (2006): 1581–1590.
  15. Sewitch, M.J., et al. “Psychological distress, social support, and disease activity in patients with inflammatory bowel disease.” The American Journal of Gastroenterology, Vol. 96, No. 5 (2001): 1470–1479.