Es sorprendente cómo relacionamos datos para llegar a complicadas conclusiones que no solo son contrarias al instinto, sino que también convierten su aplicación en una cuestión inviable. Tal y como se maneja hoy en día la información y como se relaciona entre sí, acaba por generar confusión y nos lleva a tener cada vez menos certezas en el ámbito de la nutrición y, por lo tanto, peor salud en lugar de aportar conocimientos valiosos que nos ayuden a estar más sanos y a comprender mejor nuestro propio cuerpo.
Actualmente es muy frecuente encontrar estudios basados en otros que incluso a veces se contradicen entre sí. A partir de compleja información de segunda mano no basada en la propia observación, puede provocar confusión bioquímica, error en la proporción de nutrientes, que se realicen combinaciones inadecuadas de alimentos para obtener las calorías exactas… es una locura. Si hacemos caso a todo lo que nos dicen en los vídeos, los libros y los artículos de salud, acabamos obsesionados midiendo alimentos, nutrientes y proporciones, y debido a esto introducimos el factor mental pretendiendo mejorar nuestra calidad de vida, anulando completamente la intuición, la percepción y el instinto.
Si todo este mar de datos fuera de utilidad y tuviera algo que ver con la verdad, las personas seríamos más longevas y tendríamos mejor salud. Sin embargo, existen nutricionistas que no se alimentan bien y están mal de salud, o personas que quieren llevar una vida sana y lo que hacen realmente no les funciona. Creen que por calcular las proporciones correctas de omega 3-omega 6 en su dieta están más saludables que los demás, cuando no es cierto en absoluto.
LAS PERSONAS DISPONEMOS DE DOS INTELIGENCIAS: HUMANA Y SOMÁTICA
Nos vanagloriamos de que nuestra inteligencia humana está por encima de nuestra inteligencia somática cuando realmente no es así. Para comprender esto, basta con comprender las diferencias entre una y otra:
Inteligencia humana: es la capacidad de discernir con los datos que se tienen disponibles, soluciones que se consideran óptimas para la supervivencia. La inteligencia humana es la que hace que el Homo Sapiens, en lugar de adaptarse al entorno, adapte el entorno a sí mismo.
Inteligencia somática: es la inteligencia genética, es la sabiduría orgánica que se ha adquirido y se ha traspasado durante milenios, generación tras generación, en todo el ámbito natural. Es la capacidad de crear organismos nuevos más perfectos a partir de la información obtenida de los organismos más antiguos. La inteligencia somática, es lo que también llamamos instinto.
La inteligencia somática está muy por encima de la inteligencia humana y para comprobarlo basta con fijarnos en el reino animal.
Los animales salvajes para saber lo que es bueno o no para ellos se rigen por el instinto: no estudian datos de nutrición ni de salud, no estudian absolutamente nada, y, sin embargo, saben perfectamente lo que deben comer y lo que no, cuándo deben ayunar para sanar y cuándo deben descansar. Su alimentación es sencilla y monodieta. ¿Por qué los animales saben todo? Gracias al instinto, a la inteligencia somática. Por esto los animales están mucho más sanos que los humanos. ¿Te habías dado cuenta? Esa es la prueba.
¿QUÉ ES LO QUE NOS DICTA EL INSTINTO QUE DEBEMOS COMER?
Los datos de nutrición correctos deben ser simples, deben percibidos mediante el instinto. Aquellos que conllevan buscar proporciones entre nutrientes a partir de mezclas poco intuitivas, cálculos, mediciones u otras cosas extravagantes, son falsos.
Si ayudamos a un ser humano físicamente desintoxicado a despojarse de sus confusiones mentales acerca de la nutrición, comenzaría a guiarse únicamente por su instinto a la hora de comer y sanar.
Los grandes ayunadores testifican que después de un gran ayuno depurativo, el instinto se rehabilita por completo, los sentidos se despiertan y la mente se vuelve simple y clara. También testifican que, cuando el cuerpo está totalmente limpio, lo que dicta el instinto es comer alimentos simples, en especial alimentos limpios y jugosos como la fruta.
Si aceptamos que el instinto es inteligencia somática, y que la inteligencia somática está por encima de la inteligencia humana, entonces llegaremos a la conclusión de que la fruta es el alimento original del hombre según los datos proporcionados por infinidad de ayunadores. Es el primer alimento que te pide tu instinto, cuando este es rehabilitado tras una desintoxicación total del cuerpo. Esto puede resultar muy convincente, puesto que es compatible con el hecho de que las cosas verdaderas siempre son simples y además guarda relación con la simplicidad de la dieta de los animales.
Por todo ello, en Solnaturaleza estamos decantándonos por una línea simplista de la alimentación y de la salud, fomentando que la gente siga su instinto y que cada vez coma de una manera más sencilla y con menos mezclas. Aconsejamos que se hagan ayunos intermitentes para que el cuerpo se vaya depurando paulatinamente y se gane en salud y en intuición. En Solnaturaleza estamos continuamente optimizando nuestro método con el fin de que sea sencillo, instintivo, funcional y aplicable para todos. Recordemos que las verdades siempre son simples: si un dato es muy complicado de entender o de aplicar, sin duda es mentira. Mientras que los datos complicados nacen de la inteligencia humana, los datos simples nacen de la inteligencia somática, por la que se rigen los animales, y la sabia y experimentada naturaleza.