La ciencia necesita de la objetividad, al menos en grado suficiente, para que los resultados de la investigación científica sean independientes de quien la ha llevado a cabo. Por el contrario, ” el sentido común solo podría obtener una objetividad limitada, muy limitada por estar demasiado estrechamente ligada a la percepción y a la acción”. (Bunge, 1976).
Pero el método científico se ha mostrado insuficiente para alcanzar esa objetividad absoluta; sin embargo, no deja de ser menos cierto que debido a este método se ha avanzado en grados de objetividad con respecto al conocimiento de la realidad..
En este progreso cabe citar la importancia del pensamiento Kantiano en lo que respecta al concepto de ” a priori sintético”, y su influencia en la ciencia, que resalta la importancia de la hipótesis como punto de partida del conocimiento de la realidad.
Es palpable que existen dimensiones del objeto de la Naturopatía que son conocidas, y otras no, pero tanto en una como en otras, se puede profundizar e intentar ampliar los limites de su conocimiento. Seria suficiente, para que nuestro conocimiento fuese objetivo, que se adecuara a la realidad lo más posible, en ese momento concreto.
La garantía de independencia con respecto a los resultados encontrados, el grado máximo de objetividad posible en un momento histórico especifico, es una condición sine qua non para darle el calificativo de científico a un conocimiento.
De la Objetividad a la Intersubjetividad
La ciencia moderna, desde su surgimiento, postuló como rasgo distintivo la objetividad. Después de varios siglos de dominio absoluto de este modelo de racionalidad, la multiplicidad de teorías y postulados, resultados del avance del conocimiento que la propia ciencia ha propiciado, propicia el cambio de paradigma.
El obstáculo epistemológico que precede al cambio de paradigma es una crisis extendida a todos los campos de conocimiento y en la se inserta también la Ciencia Naturopática. Una crisis, un obstáculo epistemológico, a la que unos consideran “una ruptura fundante” o “una realización positiva que conduce a un nuevo equilibrio.” (Bril, 1979) Un cambio necesario que permite afrontar el cambio de paradigma para resolver los problemas emergentes y responder a nuevas interrogantes.
La crisis suscita la evolución y desarrollo de la ciencia sobre la base de la ruptura con el referente-modelo establecido y la aceptación de una racionalidad de índole intersubjetiva que incide directamente en el discurso teórico y en la praxis; porque como plantea Morin: “todo conocimiento es reconstrucción/traducción por un [sujeto] dentro de una cultura y un tiempo específico.
Y la ciencia Naturopática se encuentra en este paradigma, el de la intersubjetividad.
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