El desarrollo de nuestra autoestima profesional es determinante en el desarrollo profesional de la Naturopatía.

Es cierto que en el común de la gente existe un
estereotipo de Naturópata, percibida como una
persona a quien se recurre como última opción de salud, todavía con poco notoriedad sociedad, pero curiosamente los Servicios Profesionales de Naturopatía siempre están disponibles como ese último recurso.

También
es cierto que el colectivo Naturópata ha hecho grandes esfuerzos por llegar
a la profesionalización de la Naturopatía y actualmente disponemos los Profesionales Naturópatas de teorías y modelos que hoy guían nuestra práctica profesional Naturopática. Para
llegar a este situación, nuestra profesión ha tenido que pasar  por todo un proceso de sistematización y de adecuación al método científico, sin dejar de lado los presupuestos filosóficos, antropológicos y culturales, todo una una larga
historia que se inicia con la aplicación de remedios naturales a nivel popular que se transmitían de generación en generación.

Desde la fundación de la Naturopatía, a finales del siglo XIX, la Naturopatía ha pasado de
ser un saber empírico a ser una profesión fundamentada en la ciencia y la
investigación. Pero debido a la falta de información acerca
de nuestros notables avances en las bases científico-técnicas
de los Servicios Profesionales de Naturopatía, la investigación, la educación y nuestro
posicionamiento como profesión y disciplina autónoma,
es comprensible la distorsión que se ha producido en la
imagen que sobre la Naturopatía proyectan los medios de
comunicación y los típicos tópicos existente sobre ella.

Dicha imagen puede producir una alteración en la
autoestima profesional y, por consiguiente, podría verse
afectada nuestra identidad como Profesionales Naturópatas, pues la manera
como el profesional ve su profesión y el sentimiento
que ella le genera, influyen en su modo de pensar, de actuar,
y en cómo desarrolla sus relaciones con su entorno.

La identidad la vamos construyendo día a día,  mostrándonos como Profesionales Naturópatas de calidad en la interacción
con la sociedad en todos sus aspectos. Así pues, más que demostrarle
al otro quiénes somos, debemos reconocer en nosotros
mismos nuestro potencial y el valor de lo que hacemos. La demostración empieza por nosotros mismos, pues si
nuestro yo personal y profesional es maduro y saludable,
reflejaremos quiénes somos realmente y los otros empezarán
a percibir la imagen real de la profesión Naturopática.

El desarrollo de nuestra autoestima profesional es
determinante en el desarrollo profesional de la Naturopatía.
Ante todo debemos valorar nuestro trabajo, proyectar
la pasión que sentimos por lo que hacemos, sentirnos orgullosos
por los resultados de nuestras intervenciones