Hilorrealismo Científico aplicado a la Ciencia Naturopática

“Si somos científicos, intentaremos explicar esa mera descripción arriesgando hipótesis que sean lógicamente consistentes, científicamente fundadas y empíricamente contrastables.” (Mario Bunge). Antes de pasar a describir los diferentes aspectos del realismo científico de Bunge, que se introdujeron en el artículo anterior, conviene advertir que se trata de una concepción muy alejada del realismo “ingenuo” o de sentido común, tan alejada como lo puede estar la ciencia del conocimiento ordinario.

Según Bunge, la ciencia describe y explica:

a) Aspectos seleccionados de los hechos que le interesan

b) Lo hace de manera simbólica (no pictórica).

Más aún, para esta tarea resultan fundamentales las teorías científicas, que no se refieren a los hechos reales directamente, sino que lo hacen de una manera elíptica, indirecta, puesto que siempre hay de por medio un modelo más o menos idealizado de esos hechos. En resumen, el realismo científico es tal porque consigue “captar” ciertos aspectos objetivos de la realidad que nos rodea, en particular las relaciones invariantes entre variables que describen de manera simbólica (habitualmente cuantificada) aspectos seleccionados de clases de hechos que resultan de interés científico, en nuestro caso, de interés científico para la Naturopatía.

1) Realismo Ontológico:

Bunge sostiene que el mundo es exterior a la mente del sujeto, y existe por sí mismo. En consecuencia, se opone al idealismo ontológico, es decir la escuela que sostiene que lo único existente son los contenidos de la mente del sujeto. El realismo ontológico también se opone al constructivismo, que sostiene que la realidad es una “construcción social”. Queda bien claro, pues, que Bunge distingue entre las cosas (objetos concretos, materiales o reales) y lo que a ellas les acontece (hechos), por un lado, y los constructos (objetos conceptuales) que las representan, entre las que se cuentan los datos, hipótesis, modelos y teorías científicas que tratan acerca de los hechos, por otro. El autor ofrece dos tipos argumentos a favor del realismo ontológico, pero aclara que la ciencia no prueba la existencia de la realidad, sino que, y lo considera más importante aún, la da por supuesta.

Las ciencias históricas dan por supuesto el pasado, es decir, supone que su estudio no permite modificarlo. Esto es un craso error, dado que toda ciencia debe estar sometida a juicio. La Naturopatía no es una excepción, los avances en las otras ciencias, las mejoras tecnológicas nos ayudan a comprender mejor la realidad. “La magia es la ciencia que aún no comprendemos” como bien dijo Arthur C. Clarke. Los Naturópatas no somos los chamanes ni los brujos de la tribu, hoy en día hay suficientes estudios y por suerte, cada vez más, para probar que las herramientas usadas tienen base científica y en la ciencia es donde todo buen profesional Naturópata debe basarse.

2) Realismo Gnoseológico:

Esta posición, que presupone al realismo ontológico, se compone de tres tesis:

a) Que la realidad es cognoscible (o sea, que puede describirse y comprenderse).

b) Que nuestro conocimiento de ella no es perfecto.

c) Que ese imperfecto conocimiento puede mejorarse.

Más precisamente, la tesis b) puede subdividirse en tres subtesis: el conocimiento fáctico es incompleto, indirecto y falible.

– El conocimiento científico es abierto y no puede ser completo. Así, por ejemplo, un pion (nombre común de tres partículas subatómicas) se describe por medio de su masa, de su vida media y del hecho de que generalmente se desintegra dando lugar a dos fotones gamma, no da todas las variables posibles.

– El conocimiento científico tampoco es directo. La razón de ello es que las teorías científicas (una vez interpretadas) se refieren de manera inmediata a un modelo idealizado del sistema cuyo comportamiento se pretende describir, explicar y predecir, no a la realidad.

– Finalmente, la falibilidad del conocimiento científico viene dada por la imposibilidad de verificar o refutar de manera concluyente las teorías científicas. Estos conocidos problemas impiden la verificación definitiva. Por otro lado, la ineludible intervención de supuestos metafísicos e hipótesis subsidiarias y auxiliares en las puestas a prueba, elimina la posibilidad de alcanzar tanto verificaciones como refutaciones concluyentes. No hay más que echar un vistazo a la historia de la ciencia para advertir que la mayoría de las teorías científicas acaban mostrando que son erróneas en alguna medida eso es lo que nos ayuda a seguir avanzando en la Ciencia Naturopática.

3) Realismo Semántico:

El realismo semántico está compuesto por tres tesis:

a) Que algunas proposiciones tratan de hechos (y no sólo de ideas)

b) Que algunas de esas proposiciones fácticas son aproximadamente verdaderas.

c) Que toda aproximación a la verdad es perfectible.

La tesis a), sobre la referencia de las proposiciones científicas, se apoya en que sólo se considerarán referentes genuinos de la teoría aquellos hechos descritos por variables incluidas en las leyes de la teoría de interés.

La tesis b) se afirma en la teoría de la verdad como correspondencia, a la que Bunge considera en el camino correcto, aunque de momento vaga, incompleta en tres aspectos: 1) En lo referente a las proposiciones negativas y generales.

2) Porque no hace lugar a las verdades parciales.

3) Porque no tiene en cuenta la importancia de la coherencia externa (o sistemicidad) de las proposiciones.

4) Realismo Metodológico:

El realismo metodológico posee dos componentes: el cientificismo y la exigencia de controlar empírica y racionalmente las ideas sobre la realidad.

El cientificismo en versión bungeana es la tesis de que la estrategia más eficaz para “explorar el mundo” es el método científico.

En cuanto al método científico, se trata de una estrategia general de adquisición de conocimiento sobre la realidad que involucra tanto la experiencia, como la razón y la imaginación. Los ejes principales de su práctica son, sin duda, las teorías fácticas, es decir, los sistemas hipotéticos deductivos de proposiciones con los cuales los científicos intentan describir, explicar y predecir el comportamiento de los sistemas en los que están interesados. Un aspecto importante del método es que esas teorías no surgen únicamente de la experiencia por medio de procedimientos inductivos. En el desarrollo de las ideas científicas interviene de manera esencial la creatividad del científico, pues sus conjeturas acerca de aspectos no observables de la realidad ocupan un lugar central en la construcción del conocimiento científico y, esas conjeturas, son producto en buena parte de la imaginación, aunque, desde luego, no de la imaginación descontrolada, sino guiada y constreñida por el conocimiento antecedente y diversas consideraciones metodológicas. Este aspecto es fundamental para todo científico, en especial para todo buen Naturólogo.

Las proposiciones conjeturadas y controladas desde su nacimiento por la coherencia externa, luego tienen que ser puestas a prueba contrastándolas con los datos empíricos provenientes de observaciones o experimentos. Esta contrastación es global, es decir, que no afecta sólo a una proposición particular, sino a toda una teoría y, además, requiere de hipótesis auxiliares que relacionen lo observable con lo inobservable. En otras palabras, las comprobaciones afectan a las teorías como totalidades (incluidos sus diversos supuestos) y requieren, además, la utilización de hipótesis indicadoras. Un aspecto central del realismo metodológico de Bunge es que no se contenta con la descripción de regularidades o incluso de leyes, sino que demanda que tales regularidades sean explicadas por medio de la descripción de los mecanismos (procesos específicos) de los que surgen esas regularidades. Bunge ha llamado a este modelo de explicación científica, “explicación mecanísmica”.

5) Realismo Axiológico:

El realismo axiológico sostiene la existencia de valores objetivos: aquellos que están arraigados en necesidades biológicas y sociales. En consecuencia, estos valores pueden defenderse (y atacarse) de manera racional y con ayuda del conocimiento científico pertinente. Son valores objetivos la salud, el conocimiento, la seguridad, la intimidad y la paz, entre otros. Como esta lista deja ver, no se trata de valores absolutos, sino que en ocasiones pueden surgir tensiones o conflictos entre ellos. Por ejemplo, la intimidad y la seguridad no siempre son igualmente compatibles. Bunge distingue entre valores individuales (como la libertad) y sociales (como la seguridad) y entre primarios y secundarios. Un valor primario es aquel que contribuye a satisfacer una necesidad básica, en tanto que uno secundario es el que contribuye a la satisfacción de un interés legítimo (vale decir, uno que no impide a otros la satisfacción de una necesidad básica).

6) Realismo Moral:

El realismo moral afirma que:

a) Hay hechos morales

b) Hay afirmaciones morales verdaderas (y falsas).

Un hecho moral se define como un hecho que impone un problema moral a una persona en una cultura determinada. Un problema moral es el que requiere de la invención o aplicación de una regla moral para su resolución. Además, una proposición moral es verdadera si al ser llevada a la práctica ayuda a “mitigar la miseria” o si se deriva de algún principio moral de nivel superior. Esta dependencia de un principio moral superior hace que las verdades morales sean relativas (o contextuales o situacionales), lo que las distingue de las verdades morales absolutas predicadas.

7) Realismo Praxiológico:

Finalmente, el realismo práctico o praxiológico consiste en la tesis de que hay pares medios-fines objetivos, es decir que hay medios objetivamente más eficientes que otros para lograr un determinado fin. Sin embargo, puesto que nuestras acciones pueden afectar a terceros, no podemos guiarnos solo por la búsqueda de la eficiencia, sino que también debemos tener en cuenta las consecuencias previsibles de tales acciones. En consecuencia, para ser íntegramente realista, el realismo práctico tiene que someterse a un principio de responsabilidad. Un aspecto importante del realismo práctico es que presupone los realismos ontológico, semántico y gnoseológico. Al incluir el principio de responsabilidad, el realismo práctico también supone el realismo moral.

Bibliografía:

  1. Etica y ciencia. Mario Bunge Buenos Aires, Ediciones Siglo Veinte, OCLC 8682959
  2. La ciencia, su método y su filosofía. Mario Bunge Buenos Aires: Editorial Siglo Veinte.
  3. http://es.wikipedia.org/wiki/Mario_Bunge
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