Las verdaderas causas de la depresión – Perspectivas Naturopáticas; por Lachlan Crawford, Naturópata ND

Lo que realmente causa la depresión

Comencemos con la definición clínica habitual: la depresión son sentimientos persistentes de tristeza, desesperanza y pérdida de interés en las actividades. Puede aparecer con síntomas físicos como fatiga, dolor crónico, dolores de cabeza, problemas digestivos y más. Para hacer un diagnóstico, los síntomas deben estar presentes durante al menos dos semanas y causar una angustia o un impedimento significativos.

Aunque solo tenemos una forma de denominarla, la depresión puede presentarse de manera muy diversas en diferentes personas. Algunas tienen los síntomas clásicos relacionados con el estado de ánimo como tristeza y desesperanza, mientras que otras no pueden identificar los cambios de estado de ánimo per se, pero tienen pérdida de interés o “desactivación” (exceso de sueño, desconexión), o pueden presentar una conducta grave de evasión o escape, e irritabilidad. Sin embargo, otras se sienten completamente aletargadas. Además, la depresión puede venir acompañada de diversos grados de ansiedad, así como de otros cambios de estado de ánimo / conducta.

El mito de la serotonina

Durante mucho tiempo, la explicación más común para la depresión mayor era la falta del neurotransmisor serotonina y, en menor grado, de dopamina y norepinefrina en el cerebro. Esta explicación nació de experimentos en la década de 1950 que mostraron que algunos pacientes deprimidos se beneficiaron de medicamentos diseñados para tratar la tuberculosis que también tenían efecto en algunos neurotransmisores. Esta asociación se tomó como prueba de que la depresión es causada por un bajo nivel de serotonina, pero en realidad nunca se ha comprobado.

La serotonina y otros neurotransmisores originalmente se identificaron como los objetivos terapéuticos para aliviar la depresión, pero el aumento de sus niveles solo funcionaba en algunas personas. Esta respuesta variable a los medicamentos antidepresivos todavía no se comprende bien.

Hoy en día, hay un movimiento de médicos y activistas que promueven alternativas a los medicamentos antidepresivos. Su mensaje principal es que los neurotransmisores en sí mismos no son el mejor objetivo terapéutico para tratar la depresión, y que el uso de medicamentos antidepresivos no resuelve el problema, sino que simplemente lo encubre. Explican que basar una teoría médica sobre una evidencia correlativa tan escasa es como decir que los dolores de cabeza son causados por la falta del medicamento “ibuprofeno”.

Si no es la serotonina, ¿entonces qué es?

Incluso aunque los antidepresivos sean útiles para algunas personas, toda la teoría plantea la pregunta: ¿por qué la serotonina (u otras moléculas) estaría baja en primer lugar? Y si no son solo los neurotransmisores los que están implicados, ¿qué hace que otros sistemas no funcionen y produzcan síntomas de depresión?

Gracias a las investigaciones recientes, el mundo conocido de las “causas de la depresión” ahora se ha abierto de par en par. Estamos empezando a comprender las diversas piezas interconectadas que van mucho más allá del cerebro y, de hecho, incluyen el intestino, el sistema inmune y el entorno externo. El grupo de investigación de Hasler et al enumera las amplias categorías de las teorías actuales sobre las causas:

  • la inflamación en el cerebro;
  • el estrés psicosocial (estrés situacional, duelo, eventos y relaciones difíciles de la vida, mecanismos de afrontamiento, trauma);
  • las hormonas del estrés (interrupciones en los ritmos normales de cortisol y otras hormonas);
  • los neurotransmisores (que incluyen serotonina, norepinefrina, dopamina, glutamato y GABA);
  • los neurocircuitos (cómo se “conectan” las cosas mediante acciones, comportamientos y pensamientos que se acoplan usualmente);
  • los factores neurotróficos (¿qué partes del cerebro se estimulan para el crecimiento y la actividad con el factor neurotrófico derivado del cerebro [BDNF, por sus siglas en inglés] y otras moléculas, y qué áreas del cerebro no se estimulan?); y
  • los ritmos circadianos (ciclos del sueño, deficiencia de melatonina y hormonas asociadas).

Los autores prosiguen diciendo que debido a que todas las teorías de la depresión parecen ser verdaderas solo en parte para algunas personas, no tiene sentido tener una hipótesis única y unificada de la causa de la depresión; existen subtipos que se comportan y responden de manera diferente. Añaden: “los tratamientos, incluidos los enfoques psicológicos y biológicos, deben adaptarse a los pacientes individuales y el estado de la enfermedad”.

Causas físicas médicas

Además de la lista anterior, agregaría otra categoría: afecciones médicas que se presentan como depresión. Si bien no es la causa más común del estado anímico bajo, las enfermedades se deben investigar y descartar.

Las siguientes condiciones se pueden manifestar exactamente igual a la depresión. Incluso aunque no sean la causa principal, estas enfermedades hacen que la persona se sienta mal y pueden impedir la recuperación:

  • condiciones de la tiroides (la actividad tiroidea baja o incluso alta puede provocar ansiedad y un estado de ánimo bajo);
  • desequilibrios hormonales (la deficiencia de casi todas las hormonas reproductivas puede causar depresión, y también el exceso y el desequilibrio con otras hormonas);
  • inflamación (un nuevo estudio muestra que la depresión puede ser un síntoma tanto de la inflamación cerebral aislada como de la inflamación sistémica);
  • disbiosis intestinal o intestino permeable (los alimentos no digeridos debidos a bacterias intestinales deficientes pueden causar actividad autoinmune, estimulación simpática excesiva e inflamación reactiva);
  • intolerancias alimentarias (pueden causar directamente efectos psiquiátricos);
  • deficiencia nutricional (la deficiencia de muchas vitaminas, minerales y macronutrientes en la dieta puede causar depresión y ansiedad);
  • condiciones autoinmunes (el sistema inmune del cuerpo ataca al cuerpo, causando efectos secundarios perjudiciales, incluida la depresión);
  • problemas de sueño (la pérdida de sueño intensifica directamente la respuesta al estrés y afecta el metabolismo y la reactividad neurológica); y
  • trastornos neurológicos específicos y otras afecciones.

Estas causas se pueden investigar y descartar o tratar, cuando los profesionales utilizan una metodología de admisión y evaluación sistemática y exhaustiva.

Conexión cerebral 

Lo mencionamos antes por encima, pero se hizo una observación acerca de los neurocircuitos como factor causal de la depresión. Los neurocircuitos se refieren a cuánto se “conectan” ciertas cosas en el cerebro. Si pensamos algo negativo y nos sentimos mal, y luego seguimos con otro pensamiento negativo, y luego con otro pensamiento o comportamiento negativo, es probable que este ciclo negativo se repita.

Las reacciones habituales que tenemos ante las cosas que suceden en la vida son como los caminos desgastados en un bosque: es más probable que recorramos el mismo camino porque ya lo hemos hecho antes. La buena noticia es que estos comportamientos y reacciones habituales pueden cambiarse.

Gracias a estudios recientes, ahora sabemos que el cerebro es “plástico”, lo que significa que se puede cambiar y se pueden moldear nuevos caminos incluso en la edad avanzada, con intervenciones médicas y psicoterapéuticas dirigidas, como la terapia cognitiva conductual, para cambiar la conducta y la reactividad bioquímica.

¿La ansiedad como causa de la depresión? 

Hablamos de la depresión por sí sola, pero la verdad es que generalmente se presenta con al menos cierto grado de ansiedad. A menudo les pregunto a mis pacientes qué apareció primero: ¿la ansiedad o el estado de ánimo bajo? La depresión puede comenzar por sí misma y causar ansiedad, o, a la inversa, la depresión puede ser una conducta de evasión producto de otra cosa que es insoportable (trauma en el cuerpo, odio hacia ti mismo, ansiedad inmanejable e inseguridad). No sorprende entonces que a menudo vengan juntas. Es un buen ejercicio preguntar qué apareció primero, porque puede dar una idea de cuál es la causa raíz.

Depresión situacional

Por supuesto, a veces las cosas en la vida se ponen tan difíciles que puede parecer imposible ver la luz. La desesperanza situacional puede convertirse en desesperanza habitual, y de esa manera, se siente que las situaciones temporales son interminables. Es importante reconocer que las circunstancias desempeñan un papel en nuestro estado de ánimo, y que a veces se deben invertir los recursos y la energía en mejorar la situación.

Resumen final

Después de analizar las diversas causas y observar que existen varios tipos diferentes de depresión, he llegado a la conclusión de que la depresión no es un trastorno; es un síntoma. Un síntoma de algo más en el cuerpo-mente que requiere atención y, posiblemente, amor. Es esa luz en el tablero del automóvil que indica que hay que revisar el motor, y que se enciende para decirnos que hay que investigar nuestro cuerpo y ver qué está sucediendo.

Al tratar el síntoma de la depresión, trabajo con los pacientes para 1) establecer los fundamentos de la salud a través de la alimentación, el movimiento y el sueño; 2) explorar y descartar o tratar las causas biológicas; 3) analizar las circunstancias de su vida actual y evaluar si se pueden cambiar, aunque sea lentamente, para ayudarle a crecer, y sentir más alegría, emoción, menos estrés, etc.; y 4) mirar la psicología y la historia personal para entender la “conexión”, las tendencias habituales, los traumas y las creencias.

Si bien puede ser desalentador pensar que hay muchas cosas que pueden causar o contribuir a la depresión, yo lo veo al revés: es liberador saber que hay muchas vías en las que podemos trabajar para mejorar tu salud mental. El primer paso es reconocer que esto va más allá de la química cerebral, aunque ella juega un papel importante. Lo mejor que puedes hacer es trabajar en esto con un equipo de profesionales, incluido un buen Naturópata que estén dispuestos a investigar contigo y ayudarte a recorrer el camino de la recuperación.

Referencias

  1. López-Muñoz, F., and C. Alamo. “Monoaminergic neurotransmission: The history of the discovery of antidepressants from 1950s until today.” Current Pharmaceutical Design, Vol. 15, No. 14 (2009): 1563–1586.
  2. Whitaker, R. Anatomy of an epidemic: Magic Bullets, Psychiatric Drugs, and the Astonishing Rise of Mental Illness in America. New York: Broadway Paperback, 2010, 432 p., ISBN 978 0 307 45242 9.
  3. Brogan, K. “Depression: It’s not your serotonin.” Mad In America. · https://www.madinamerica.com/2014/12/depression-serotonin/ · Posted 2014 12 30.
  4. Scicurious. “If low serotonin levels aren’t responsible for depression, what is?” The Guardian. · https://www.theguardian.com/science/blog/2010/sep/28/depression-seroton… · Posted 2018 09 28.
  5. Hasler, G. “Pathophysiology of depression: Do we have any solid evidence of interest to clinicians?” World Psychiatry, Vol. 9, No. 3 (2010): 155–161.
  6. van der Kolk, B. The body keeps the score. New York: Penguin, Books, 2014, 464 p., ISBN 978 0 670 78593 3 (hc) / 978 0 14 312774 1 (pbk.).

Fuente: Naturopathic Currents