“SCB” Sanación Cosmobiológica?; por Elizabeth Reyes Álvarez, Naturópata

Dentro de lo que he dado en llamar Sanación Cosmobiológica se encuentran diferentes técnicas de activación energética. Cada una de ellas tiene un método determinado existiendo diferencias de estilo en su aplicación. Sin embargo todas apuntan al reestablecimiento del equilibrio psicofísico del individuo pero tomando en cuenta su esencia espiritual.

Todas estas técnicas utilizan las energías radiantes planetarias que se canalizan a través de las manos del transmisor y se dirigen hacia un receptor determinado. La sanación se produce como consecuencia de la activación de los centros energéticos del receptor y a través de ellos dicha energía se dirige hacia los órganos correspondientes. No obstante, esta técnica no sustituye ningún tipo de tratamiento médico ni recomienda la suspensión del mismo si éste ya se estuviera llevando a cabo.

Las técnicas básicas de Sanación Cosmobiológica “SCB” son: 

 
A) Sanación Cosmobiológica propiamente dicha, que consta de la utilización “concentrada” de la energía planetaria para la activación de los centros energéticos. 
B) Masaje Cosmobiológico “MCB” en donde se conjuga la utilización de las manos en maniobras de masaje y el empleo de aceites esenciales especialmente formulados para la técnica y gemoterapia aplicada a cada tratamiento. 
C) Desbloqueo Energético de los Plexos que consta de manipulaciones específicas combinadas también con aceites esenciales especialmente formulados para la activación de los diferentes plexos. 
D) Comunicación Cosmobiológica “CCB” o, como se conoce comúnmente: Terapia de Parejas que consiste en la combinación de maniobras determinadas y empleo de aceites esenciales y aromas especialmente formulados tendientes a aumentar la comunicación entre las parejas, desde un plano sutil.
Para entender como y porqué funciona la técnica es necesario comprender la estructura y el funcionamiento del cosmos.

Las estrellas son lejanos soles que irradian su luz actuando interactivamente con otros cuerpos celestes formando un entramado complejo. De la misma manera que el Sol de central de nuestro sistema representa la conciencia del ser, cada una de las estrellas presentes en el firmamento constituyen diferentes formas de conciencia. Todas las estrellas son conciencia. El ser humano recibe esa energía durante toda su existencia con el objetivo de ir desarrollando poco a poco distintos niveles de conciencia. No existe ningún ser que no la reciba, solamente que cada uno de nosotros abrirá la puerta a esa energía a medida que vayamos despertando y creciendo en el proceso evolutivo.

Las estrellas se agrupan en diferentes constelaciones y cada constelación constituye una estructura arquetípica. Cada constelación contiene un paquete de información que integra el inconciente colectivo del hombre.

Dentro de esas constelaciones se encuentran 12 que forman los signos zodiacales. Los signos zodiacales representan las estructuras arquetípicas primordiales. Cada signo es una etapa de la vida del ser humano. Cada etapa constituye una prueba de crecimiento por la que deberemos pasar todos a lo largo de nuestras sucesivas encarnaciones. El zodíaco en sí mismo representa la rueda de la reencarnación. Pero aún tratándose de una encarnación determinada, los doce signos representan los doce estados emocionales básicos y los doce estadios básicos que se van recorriendo en la vida.

Todos y absolutamente todos los seres humanos recorren esos estadios. La diferencia es si lo hacen con conciencia o no. Eso dependerá del estado cósmico reinante en su fecha de nacimiento, del estado evolutivo del ser humano en cuestión y de la voluntad del mismo, ya que el libre albedrío puede hacerle tomar la decisión de ignorar esas energías.

Ahora bien, cada uno de los signos zodiacales influye directamente sobre una determinada parte del cuerpo físico. Es así que uniendo los doce signos conseguimos construir el cuerpo humano en su totalidad, desde la cabeza hasta los pies. Esto significa que a cada parte del cuerpo le corresponde una zona energética en particular. 

Existen en específicas zonas del cuerpo, desde lo alto hasta lo bajo, estructuras energéticas (chakras) que constituyen ruedas de entrada, salida, transformación y distribución de las diferentes energías, de manera que ordenan el funcionamiento de los órganos con ellas relacionados.

Asimismo existen otros cuerpos además del físico que se relacionan con esos chakras y que determinan funciones específicas en los diferentes planos del ser humano.

Esto habla de una verdadera anatomía oculta del ser humano, que no por oculta debe ser ignorada sino que tenemos que prestar la debida atención para conseguir que el cuerpo físico funcione correctamente.

Por otro lado, los planetas son quienes sintetizan energías que constituyen el contexto emocional integral del ser humano. En lo referente a las emociones los planetas determinan qué tipo de emoción afectará a cada ser y como responderá ante los diferentes estímulos que recibirá desde el momento de su gestación. Esto significa que la respuesta emocional de cada individuo será indicada también por el estado cósmico y la determinación local de los planetas en su carta natal.

Hay que tener en cuenta que los planetas no se encuentran siempre en la misma frecuencia vibratoria. Un mismo planeta se encuentra dignificado o disminuido según transite por un signo zodiacal u otro.

Esta variación de frecuencia dentro de un mismo planeta indica porqué no es posible comparar a dos o más personas de un mismo signo ni catalogarlas dentro de características Standard. Esto se debe a que los planetas están transitando por el zodíaco de manera permanente y una persona nacida bajo un signo dado en un año puntual tendrá una posición planetaria particular para esa fecha, lugar geográfico y hora establecida, mientras que otra persona nacida en ese mismo día pero en otro año, contará con otra configuración planetaria en el día de su nacimiento. Lo mismo ocurrirá si se encuentra en otra región geográfica o en otra hora, aunque se trate del mismo día.

Desde el punto de vista espiritual, los planetas son los sintetizadores de los diferentes rayos que llegan a la tierra. Los rayos constituyen fuerzas espirituales puras. Esas fuerzas espirituales llegan al individuo de acuerdo al estado cósmico del planeta en cuestión. La dignidad o detrimento de cada planeta, en cuanto a fuerzas espirituales se refiere, depende del buen uso o abuso que haya hecho el individuo en vidas anteriores de esas fuerzas. Ya que éstas constituyen verdaderos dones es de suponer que el abuso o el uso indebido de dichas fuerzas implica que en la siguiente encarnación el sujeto tendrá serias dificultades para conectarse con esas energías. Esto explicaría porqué los planetas retrógrados son tan difíciles de concientizar. Pero no sólo la retrogradación planetaria estaría indicando dificultad para contactar esa energía sino que también bloqueos producidos por cuadraturas y oposiciones estarían afectando la toma de contacto del individuo con esas energías.

Ahora bien, de todo lo expuesto surge que todos esos bloqueos energéticos atentarán más tarde o más temprano para el buen desarrollo y la buena salud del individuo. Los bloqueos energéticos ocasionan respuestas emocionales inadecuadas en todos nosotros y esas respuestas emocionales provocan determinadas patologías que cuando están instaladas en el cuerpo físico recién les prestamos atención.

En este precepto es que se basa el principio expuesto por el Dr. Edward Bach al referirse a que la enfermedad no es material en si misma, sino que obedece a circunstancias personales y transpersonales. También el principio bachiano de que son nuestras emociones las que originan nuestras enfermedades físicas estaría explicado en este enunciado.

Es entonces, que si logramos activar esas energías planetarias y estelares de manera apropiada, estaremos en condición de generar un libre fluir entre el planeta o la estrella en cuestión y el individuo. De esa manera se propiciará un equilibrio saludable y de bienestar de manera natural y no invasiva. Este sistema no sustituye ni recomienda el abandono de cualquier tratamiento médico. Se trata de una técnica de sanación preventiva y de desarrollo personal.