Iridología: una de las principales herramientas del Naturópata; por Erika Cucco, Naturópata

Cuando una persona decide emprender el camino Naturopático para recuperar el bienestar perdido, se encuentra con profesionales que utilizan la entrevista en profundidad y, a menudo, algunas herramientas de investigación como el iridoscopio; Por lo tanto, la primera consulta puede durar incluso más de una hora, tiempo necesario para que el Naturópata enmarque con precisión la constitución del cliente, su diátesis, su historia pasada y comprenda la causa del desequilibrio, para poder intervenir de la manera más específica e individualizado como sea posible. Gracias a esto, será posible elegir el camino Naturopático más adecuado, con la ayuda de fitoterapia, oligoelementos, terapia de flores de Bach, reflexología plantar y, sobre todo, reeducación alimentaria.

Los ojos, el espejo del alma.

La Iridología analiza el iris, la pupila y la esclerótica para determinar el estado de vitalidad de la persona (el llamado vitalismo), el estado del sistema inmune, las sobrecargas y deficiencias, así como algunos aspectos relacionados con la personalidad y las características emocionales. De esta forma, la evaluación del terreno será más precisa y permitirá una acción calibrada, con miras a la prevención pero también a la intervención inmediata.

Cada uno de nosotros nace con un iris que cambia debido a la intervención de variables externas que incluyen la nutrición, el estrés psicofísico, el uso de drogas; Los cambios que registra el iris dan valiosas indicaciones al Naturópata sobre el tipo de intervención a implementar.

Las raíces de esta práctica se encuentran en el pasado: muchos médicos y sanadores chinos, egipcios y griegos usaron el ojo para hacer diagnósticos. En los textos de la medicina tradicional china hay muchas referencias a la relación entre el iris y la salud; Paracelso, alrededor de 1500, declaró “Considere el ojo, con qué arte está construido y con cuánta delicadeza el cuerpo ha impreso su anatomía en su imagen”.

La iridología moderna comenzó en 1886, cuando el médico húngaro Ignatz von Peczely publicó el primer mapa iridológico en la revista “Homeopatische Monatsblatter”.

Se dice que los estudios del dr. Peczely fueron estimulados por un encuentro con un búho que tenía una pata rota. El erudito se dio cuenta de que el animal presentaba un signo radial en un iris y percibió la relación entre el signo iridológico y la fractura. Desde este evento se dedicó a la observación de las alteraciones del iris de sus pacientes, hasta la formulación de la teoría iridológica. En el primer mapa que diseñó, aparecieron 35 puntos, correspondientes a la mayor cantidad de órganos.

El trabajo de Von Peczely fue retomado y enriquecido por el de otros eruditos, incluido el pastor protestante sueco Nils Liljequist, quien en su trabajo “En Oegendiagnosen” de 1893 hizo algunas observaciones sobre variaciones cromáticas del iris después de la ingesta de sustancias químicas.

La iridología luego se extendió a Europa y América, con el nacimiento de varias escuelas y la creación de tantos mapas de lectura de iris.

El examen iridológico se realiza a través del iridoscopio, una lente con una gran capacidad de aumento, que permite resaltar los puntos del iris correspondientes a los órganos del cuerpo. Es necesario examinar los iris de ambos ojos porque, imaginando que el cuerpo humano está dividido idealmente en dos mitades, la parte derecha se refleja en el ojo derecho, tal como la parte izquierda está representada por el iris derecho.

Por lo tanto, el iridoscopio permite al experto iridólogo, un Naturópata, identificar e interpretar los diferentes puntos, el color y la textura del iris para obtener información sobre el estado de energía del cliente, su predisposición a trastornos específicos, con miras tanto a la prevención como a la intervención.

Fuente: erikacucconaturopata.com/