Conocían, de igual modo, los cuatro elementos energéticos clásicos orientales y occidentales, denominándoles “fuerzas o tendencias de la naturaleza”: AGUA, FUEGO, AIRE o MAÍZ, BARRO o TIERRA, y al conjunto de estas cuatro fuerzas la llamaban MADERA. De la combinación de la Tierra, el Agua pasada por el por el Fuego y el Aire, se engendraba el Barro. También conocían el elemento sutil CANIL-EK “estrella serpiente” (que para los Aztecas representaba la madera) que correspondía al concepto clásico de Eter.
Este elemento sutil representaba la cabeza del individuo. Los cinco elementos energéticos –fuerzas o tendencias- estaban repartidos en el cuerpo humano y gobernados por un planeta. Las corrientes de circulación están regidas por constelaciones y planetas que van de arriba (manos) hacia la cabeza. Algunas van de la cabeza a los pies y viceversa. Otras del tórax a las manos y otras de los pies al tórax y hacia los dedos de las manos. Del pecho a nivel del corazón y del pulmón, van paralelamente hacia los dedos de las manos. Del pecho circula hacia las manos siempre paralelamente en ambas manos.
Así todas las corrientes astrales circulan por el cuerpo etérico o energético para cada órgano, función y región del cuerpo físico, a través de las antenas de recepción y proyección.
– El elemento CANIL-EK (Estrella Serpiente). Planeta Júpiter. La mitad se inicia en el pie y termina en la región de hígado. La otra mitad se iniciaba en la cabeza y terminaba en el pie.
– El elemento CANIL-LUUM (Tierra). Planeta Saturno. La mitad se inicia en el pie y termina en la región del bazo. La otra mitad se iniciaba en la cabeza y terminaba en el pie.
– El elemento CANIL-HA (Agua). Planeta Mercurio. La mitad se inicia en el pie y termina en la treceava articulación mayor (cuello). La otra mitad se iniciaba en la cabeza y terminaba en el pie.
– El elemento CANIL-IK (Fuego). Planeta Marte. Se dividía en cuatro partes: La primera se inicia en la región del corazón y termina en los dedos de la mano. La segunda y tercera se inician en los dedos de la mano y terminan en la cara. La cuarta se inicia un poco más adelante que la primera y termina al igual que la primera.
– El elemento CANIL-K´AAK (Aire). Planeta Venus. Se divide en dos partes: La primera se inicia en la región del pulmón y termina en un dedo de la mano. La segunda se inicia en un dedo de la mano y termina en la cara.
Así esto y otros cálculos eran utilizados para conocer directamente el Cosmos y su influencia a través de las radiaciones en el ser humano, ya que no somos sino Naturaleza Cósmica. Pensaban que formamos parte integral del Cosmos y como tal estamos sujetos a la “polaridad” del Universo y seguimos su ritmo. Experimentamos este ritmo en la vida diaria: el día se transforma en niche y la noche en día, hay una fase activa y una fase pasiva, dos fases que son contrarias y armónicas (una positiva y otra negativa) dualidad eterna del OMEYOTL. Lo positivo recibe el nombre de HIA y la negativa HIU.
HIA representa la claridad del sol o lo que le corresponde. Actividad centrípeta, virilidad, macho, verano.
HIU representa la ausencia de claridad, sombra o oscuridad, reposo, centrifugo, feminidad, hembra, invierno.
HIA-HIU es la oposición entre el día y la noche, la alternancia de la luz y la oscuridad, el calor y el frio, la sequedad y la humedad, la vida y la muerte.
Estos dos estados no son nunca en absolutos. El uno está constantemente transformándose en el otro. En el HIA siempre hay algo de HIU; y algo de HIU en el HIA. HIA y HIU crecen y decrecen, representan un movimiento de reflujo y reflujo. El carácter ondulatorio de estos dos principios afecta a toda la naturaleza. No solamente la salud y el comportamiento humano están determinados en el Universo por a preponderancia de estas dos polaridades, sino también todos los acontecimientos. De igual forma, el ser humano sujeto a estas leyes del OMEYOTL que rigen en su constitución corporal, en su comportamiento biológico, fisiológico psicológico a través de las mismas fases del HIA – HIU.
Durante el día el hombre es activo; el peristaltismo de su tubo digestivo, la concentración y relajación rítmica de su corazón, su ritmo respiratorio, etc… todo sigue la pulsión cósmica HIA-HIU. Al llegar la noche el ser humano duerme, HIA empieza a ser más débil, la circulación es insuficiente, el corazón late con menos vigor y más lentamente, su respiración es más superficial y sus órganos digestivos y secretorios descienden su funcionamiento, todo tiende al reposo.
Así pues según la proporción de ambas manifestaciones en su composición, los alimentos producían un efecto u otro, bien solar o lunar, bien centrípeto o centrifugo. Así pues daban un gran valor a la alimentación.
El elemento esencial de la vida es el cumplimiento del HIA-HIU, crecimiento y decadencia, en la unidad, para alcanzar el objetivo más elevado, el autoconocimiento y el conocimiento, en definitiva el arte del saber vivir o TEOTLAMATILIZTLI.
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