El Criterio Naturopático del árabe al latín. La diatia como una “ciencia del modo de vivir ordenado hacia la perfección total de la persona” (2). El Régimen Sanitatis

Fueron principalmente las primeras obras árabes antes consig­nadas, traducidas al latín, las que impregnaron el saber de la diaitia medie­val en innumerables tratados, tanto De regi­mine sanitatis, como De or­dine et qualitatibus ciborum. Esa doctri­na fue re­cogida en la escuela de Salerno  (institución docente y asis­tencial que co­menzó en el siglo X), la cual al­canzó su apogeo en el siglo XI, impulsada por las tra­ducciones que realizó Constantino el Africano del Pantegni de Halí Abbas, el Viaticum de Ibn al-Gazzar, los Aforismos de Hipó­crates o los Libri Dietarumde Isaac Iudaeus. La obra sobre diaitia más famo­sa de esta Escuela es el De regimine sani­tatis, libro que ins­piró decenas de obras pos­teriores. En esta tradición galé­nica –apenas tocada en su sustancia a lo largo de los siglos encuentra su fundamentación el De re­gimine sani­tatis de Arnaldo de Vilanova (1234-1311), compuesta hacia 1307. De la tra­duc­ción castellana que de esta obra hizo Jerónimo de Mon­dragón en 1606 realizó una edición ampliada y corre­gida.

Hubo de influir también en los Regi­mina sanitatis la obra más leída, co­piada e imitada de la Edad Media, a saber, la pseudoaristotélica Secreta secretorum, traducción latina de un original árabe elaborado en Bagdad a prin­cipios del siglo IX quizás por Yahhya al Batrig a partir de un texto siríaco perdido.

Otras obras árabes que se tradujeron al la­tín influyeron notable­mente. Como la de Abulcasis Al-Zahrawi, llamado también Baldach (Bagdad), un cristiano nestoriano de Bagdad, muerto en 1066 que compuso un famoso libro conocido como Tacuinum sanitatis, re­presentativo de la práctica de la sanitas scientiae; fue tradu­cido al latin en Palermo hacia la segunda mi­tad del siglo XIII, quizás por el judío Farg Ben Salim, quien desde 1279 estuvo al servicio de la corte de Carlos de Anjou en Sicilia, aun­que otros autores descartan esta hipótesis. Debe su título al término árabe taqwin, una “dispositio per tabellas”; de modo que era fre­cuente la traducción de tacuini por tabu­lae.

Importante fue también Sera­pion –pro­bablemente Ibn Serabi, (finales del siglo XI), quien escribió una obra tra­du­cida al latín con el nombre de Liber de medicamentis simplicibus, cuyo original árabe no se ha en­con­trado. De enorme in­te­rés es el Macer flori­dus, poema en latín del siglo XI que habla de 77 hierbas y es­pe­cias, atribuido a Odo de Meung con el tí­tulo De viribus herbarium.

Más tarde fue conocida la obra Averroes (na­cido en Córdoba en el 1126 y muerto en Marruecos en 1198), “Comen­tador” por ex­ce­lencia de Aristóteles: el Kitab al Kulliyat al-Tibb, que aúna las enseñanzas de Aris­tóteles y Galeno. Conocido como Colliget; la versión al latín data de 1255.

También fue importante la autoridad de otros tra­tados anteriores y, por supuesto, el libro me­dieval Flos Medicinae o Regimen sani­tatis salernitanum, reeditado en 1941 por Andrea Sinno en Salerno.

Otro Regimen sanitatis, el de Magninus Mediolanensis, profesor en la universidad de París desde 1331, fue el libro de diaitia más extenso y mejor estructurado de toda la baja Edad Media. Compuesto entre 1330 y 1340, basado en el Canon de Avicena, y en el Régimen de Arnaldo de Vilanova.

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