Incluso si el número de Naturópatas ha aumentado considerablemente en los últimos años e incluso cuando se menciona la palabra “Naturopatía”, menos personas te miran con los ojos muy abiertos, esta disciplina o, mejor aún, este Arte de la Vida aún es desconocido en su esencia
Muchos, lo he escrito muchas veces, piensan que la Naturopatía es un competidor de la medicina (la oficial y más extendida) o que representa una alternativa, mientras que no lo es. Hace solo un par de días, me encontré definiendo la Naturopatía de la misma manera que la antigua y quizás olvidada economía doméstica, el tema que enseñaba cómo administrar la casa, las compras, la cocina y la administración en general.
Básicamente, la Naturopatía es así, un conocimiento que debe enseñarse en la escuela y cuyo núcleo se compone de medida y sentido común simple. Es un conocimiento que nos enseña cómo despertarse bien por la mañana, elegir bien la comida, dar las prioridades correctas en el día, cuidarse a sí mismo, a los demás y a las relaciones humanas, le enseña a comprender cuándo detenerse para evitar sobrecargarse, cansarse y enfermarse, disciplinarse a tiempo para desconectarse y finalmente relajarse y dormir bien. ¿Parece una imagen algo banal? Según lo que ves, no hay muchos que conozcan estas simples reglas y las apliquen.
Y si se trata de apoyar a quienes no están bien, la Naturopatía nunca se permite solapar o reemplazar la intervención de la medicina, no se coloca en ese paradigma, no tiene el pensamiento, ni siquiera tiene el desear. Es por eso que se dice que la Naturopatía no funciona en patologías, su propósito es sugerir buenos estilos de vida, ¿qué tiene que ver con competir con la medicina?
Aquellos que prefieren un pensamiento contrastante, uno contra el otro para ver quién es el mejor, no han entendido no solo qué es la Naturopatía, sino que demuestran tener una visión dualista y estéril, no muy útil. Por el contrario, sería más sabio aprovechar al máximo las habilidades, que siguen siendo esenciales para mí, para vivir la vida en armonía.
Luego se abre el capítulo de estafadores, especuladores, vendedores de humo, y el de los simples que quieren ayudar a todos, los superficiales y presuntuosos que no conocen los límites de su campo de trabajo, pero aquí los escenarios son diferentes y preferiría no adentrarme en ello. Sin embargo, no tienen nada que ver con la Naturopatía.
Fuente: deborahpavanello.it/