Kerdiles, O., Layé, S., & Calon, F. (2017). Omega-3 polyunsaturated fatty acids and brain health: Preclinical evidence for the prevention of neurodegenerative diseases. Trends in Food Science & Technology, 69, 203-213.
ANTECEDENTES: A medida que aumenta la prevalencia de enfermedades neurodegenerativas, la necesidad de desarrollar nuevos enfoques de tratamiento se intensifica y la posibilidad de enfocarse en el riesgo y los factores protectores para retrasar la aparición de estas enfermedades está atrayendo más interés. Los hábitos alimenticios se destacan como uno de los factores de riesgo modificables más prometedores para las enfermedades de Alzheimer (EA) y Parkinson (EP).
ALCANCE Y ENFOQUE: En los últimos 30 años, varios grupos han generado datos que indican que las concentraciones de lípidos cerebrales específicos dependen en gran medida de la ingesta alimentaria. Los resultados preclínicos muestran que los tratamientos con ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (AGPI n-3) mejoran la cognición, proporcionan neuroprotección (e incluso neurorestauración), reducen la neuroinflamación e influyen en la función neuronal, mientras que las dietas altas en grasas ejercen efectos nocivos. Se han realizado experimentos preclínicos en modelos animales bien reconocidos de AD, PD y accidente cerebrovascular isquémico.
HALLAZGOS Y CONCLUSIONES CLAVE: Estos estudios han demostrado que los tratamientos dietéticos con AGPI n-3 mejoran constantemente el rendimiento cognitivo en modelos animales y también pueden ejercer acciones modificadoras de la enfermedad. Los AGPI N-3 también brindan protección a las neuronas dopaminérgicas en modelos animales de EP y posiblemente a la recuperación después de la lesión. Además, algunos de estos efectos podrían depender de formulaciones dietéticas específicas para proteger los ácidos grasos de cadena larga de la oxidación o las sinergias con otros nutrientes. En términos más generales, esta revisión tiene como objetivo proporcionar evidencia de que los ajustes en el consumo de lípidos en la dieta solos o combinados con otros nutrientes pueden ser una intervención rentable para optimizar la función cerebral y prevenir la EA o la EP.