Al final de la fase dialógica, el Naturópata establece un balance de la vitalidad del consultante utilizando 10 técnicas diferentes:
– Higiene alimentaria o nutricional (dietética, nutrición, curas estacionales, etc.).
– Psicología o higiene neuropsíquica (relajación, manejo del estrés, higiene relacional, relación de ayuda, psicoterapia breve, sofrología, etc.).
– Ejercicios físicos o higiene muscular y emunctorial (gimnasia suave, cultura física, yoga, estiramientos, danza, artes marciales, bicicleta, natación, …).
– Hidrología (uso de agua caliente, fría, tibia, alternativa, … local, general, … interna, externa, … duchas, baños, talasoterapia e hidroterapia, arcillas, …)
– Técnicas manuales, anteriormente llamadas quiromancia ( masajes no médicos de californiano, tipo coreano, unción aromática, etc.)
– Técnicas de reflejo o reflexología (aplicadas al pie, oreja, nariz, espalda, shiatsu, Knapp, métodos de Jarricault, etc.)
– Técnicas respiratorias, anteriormente llamadas neumología (tomadas del yoga, artes marciales, métodos de Plent, jaca de Bol d’Air, ionizaciones …)
– Plantas o fitología (revitalizante, drenante, adaptógena) y aceites esenciales o aromatológicos.
– Técnicas energéticas (magnetismo, uso de imanes, reiki).
– Técnicas de vibración (uso de colores, radiación solar, música).
Esta evaluación lo lleva a valorar las deficiencias y sobrecargas, el “terreno” biológico específico y único de cada persona. Esta tierra es fruto de los hábitos y estilos de vida que presenta el consultor.
Esta evaluación permite al Naturópata diseñar un programa personalizado (a veces llamado PHV: programa de higiene vital) que ayudará a restaurar los desequilibrios.
Puede referirse a reformas alimentarias, la implementación de ejercicios físicos específicos, técnicas de relajación, respiración para practicar, suplementos alimenticios para tomar, libros para consultar …
El objetivo de este programa es capacitar al consultante, darle los medios para preservar su salud y, si es posible, preservarlo.
Este enfoque tiene sus límites, el que en particular distingue lo “funcional” de lo “lesional” o el límite entre lo médico “preventivo” y lo “urgente”. Por lo tanto, debe ser humildemente consciente de sus límites, respetar la complementariedad entre todos los profesionales médicos y paramédicos y, por supuesto, si es necesario, delegar cuando el problema ya no se encuentre en su área de intervención.
A menudo, los consultantes ya son seguidos por médicos u otros profesionales. En este caso, el Naturópata puede ofrecer apoyo (dieta, ejercicios físicos, relajación, etc.) que potencie el retorno a la salud y limite los problemas a veces generados por los tratamientos convencionales requeridos (quimioterapia, terapia con antibióticos, recuperación después de la anestesia, etc.).
Las herramientas son numerosas, por lo que cada consulta y programa es único.
La Naturopatía es una “ciencia humana” gracias a la sensibilidad y la empatía del profesional y la relación salutogénica que se crea durante la entrevista.